La adaptación de la novela “La camarera”, de Markus Orths, llega a las carteleras avalada con diversos premios pero con una mala estrategia promocional que la sitúa equívocamente como “la respuesta alemana al fenómeno de 50 sombras de Grey”.
Sinopsis de la película ‘La camarera Lynn’
Tras su internamiento, Lynn Zapatek (Vicky Krieps) vuelve a casa dispuesta a retomar su rutina. Obsesionada con la limpieza tanto en su hogar como en el hotel donde trabaja como camarera, Lynn reparte sus horas entre su higiénico hobby y unas monótonas y apáticas relaciones sexuales con su superior. Dejándose llevar por la curiosidad durante su jornada laboral, Lynn comienza a cotillear entre las pertenencias de los huéspedes mientras limpia sus habitaciones y las circunstancias la llevan pronto a adquirir una nueva tarea: pasar las noches de los miércoles debajo de las camas de los cuartos para poder descubrir todos los secretos de quienes duermen en ellas. Una de esas noches de vigilancia y pasatiempo Lynn descubre la existencia de Chiara, una dominatrix que le enseñará un mundo y unas experiencias que antes no conocía.
Crítica de la película ‘La camarera Lynn’
El segundo largometraje de Ingo Haeb se presenta ante el espectador como una propuesta visualmente fresca y luminosa. Planos largos y abiertos se constituyen en base a una estética (teniendo en cuenta la trama) muy inocente y pura en la que los silencios y los fuera de campo expresan y definen la realidad de los personajes de un modo abierto y sin tapujos. La atención constante hacia la protagonista (visible en la creación de los espacios, en los puntos de importancia en las secuencias) construye un relato visual que consigue transmitir en todo momento los sentimientos y la situación de Lynn, afianzando la por momentos la credibilidad de un film que, debido a su argumento, acaba por resultar un acierto a medio gas.
Pese a partir de una novela (“La camarera” de Markus Orths), mientras se disfruta de La camarera Lynn uno tiene la sensación de haberla visto ya, e inmediatamente traza paralelismos con otros filmes encontrando en Secretary (2002) quizás la referencia más clara, ya que ambas películas centran su argumento en las distintas posibilidades de entender la vida al margen de las vías establecidas y en el camino hacia el equilibrio de unos personajes que restan mucho de acercarse a lo convencional. En los dos casos, lo alejado de la norma normaliza (valga la redundancia) a las protagonistas y, en esta ocasión, le aporta las armas para enfrentarse ante todo aquello que resultaba superfluo en su vida. Resultando la película un retrato total de la evolución de Lynn, Haeb se centra en posibilitar la exploración y visualización por parte del espectador de las consecuencias de las elecciones que Lynn hace con respecto a su vida (sin cuestionamiento alguno de las causas), mostrando cómo la nueva Lynn se enfrenta al mundo y consigue sin pretenderlo que quienes le rodean la redescubran. Sin embargo, aunque el viaje se presenta interesante y el personaje de Lynn (con la acertada interpretación de Krieps) tiene capacidad de enganche, la ligereza del tratamiento acaba por afectar negativamente al resultado.
‘La camarera Lynn’ resulta así una propuesta que, aunque atrayente en la forma, lamentablemente resulta plana en el fondo.
