Crítica ‘Gold, la gran estafa’: Matthew McConaughey vuelve a su histrionismo habitual en esta película basada en hechos reales que cuenta la vida de un empresario que amasó una fortuna gracias a la explotación de minas.
Crítica de la película Gold, la gran estafa
Gold, la gran estafarepresenta la clásica estructura de ascensión y caída del hombre de negocios. Un relato que ha explotado el cine en numerosas ocasiones y que en esta toma la forma de un empresario desesperado por alcanzar una fortuna.
El libreto, basado en la vida de Kenny Wells, divaga sobre la búsqueda de dinero a toda costa, y lo hace desde los despachos, con los encorsetados trajes de chaqueta de los ejecutivos. Tan solo algunas secuencias en los lugares de extracción de minerales suponen algo de aire fresco para una película con la que no parecen estar convencidos ni sus propios artífices.
El director Stephen Gaghan, consciente del material tan manido que posee, decide optar por un impostar un dinamismo que no convence, por recordar a propuestas relativamente recientes y mucho más atractivas. Y es que el estilo utilizado por Gaghan remite al Scorsese de “El lobo de Wall Street” y al David O. Russell de “La gran estafa americana”, pasando por el Soderbergh de la saga de “Ocean’s eleven”. Pantallas divididas, barridos y músicas de transición riegan una cinta que sin estos recursos resultaría tremendamente aburrida; algo que el director sabe e intenta remediar, aunque sea con herramientas de otros autores.
En el plano actoral Matthew McConaughey es el héroe de la función con un personaje repugnante tanto en su faceta física como mental. El actor dota a Wells de unas estridencias a las que nos tiene acostumbrados en roles anteriores y que, si bien son marca personal, ya empiezan a sentirse sobrexplotadas. Edgar Ramírez compone una comparsa mucho más comedida, con un personaje que tiene más que callar que hablar, y que resalta entre tanta verborrea ejecutiva. Por último, duele encontrar a Bryce Dallas Howard como mujer florero del protagonista, no pudiendo mostrar su talento en ningún momento de film. El resto del reparto son meros añadidos que funcionan en el entorno en el que se circunscriben.
Técnicamente se agradecen los paisajes donde se desarrollan las tareas de extracción. Resultado ser los únicos momentos de alivio de un metraje al que le sobran al menos veinte minutos. La fotografía de Robert Elswit solo puede lucirse en los citados momentos, no siendo así el diseño de producción y vestuario, que ambientan perfectamente los años 80, donde se desarrolla la trama.
“Gold, la gran estafa” es una película hecha a mayor gloria de su protagonista Matthew McConaughey, sin embargo, su repetitivo argumento y los pobres intentos de su director por insuflar interés al a propuesta, la convierten en un entretenimiento poco recomendable si la comparamos con la oferta actual de la cartelera.