M. Night Shyamalan vuelve a la cartelera con la película Glass (Cristal), con la que parece poner punto y final a la ahora ya trilogía que empezara hace diecinueve años. Los conocidos personajes de ‘El protegido’ y ‘Múltiple’ se encuentran cara a cara en una lucha digna de superhéroes pero con la intención de cuestionar y analizar aspectos más terrenales que sobrenaturales. ¿Estaremos ante una cinta a la altura de sus predecesoras?
Glass. Crítica
La película ‘Glass’ (Cristal) es una de los estrenos más esperados de la cartelera en este 2019 recién estrenado. Lo nuevo del director M. Night Shyamalan se presenta bajo la atractiva premisa de unir los universos de dos de sus grandes joyas cinematográficas: ‘El protegido’ (2000) y ‘Múltiple’ (2016). El director indio se caracteriza por sorprender hacia el final de la cinta con un giro totalmente inesperado que destruya todas las predicciones que podríamos habernos generado hasta el momento sobre cómo terminaría la historia que nos presenta. Es sin duda un genio en eso del “engaño”; juega magistralmente con el espectador involucrándole en un universo donde finalmente nada es lo que parece ser.
El caso de Glass (2019) es más que curioso ya que por un lado parte de una idea realmente original y audaz, siendo capaz de integrar de forma magistral sus dos anteriores historias en una misma película. De este modo logra enfrentar cara a cara a los que me atrevería afirmar son sus personajes estrella en su filmografía, David Dunn (Bruce Willis), Kevin Wendell Crumb (James McAvoy) y Elijah Price (Samuel L. Jackson) todo ello bajo una premisa de superhéroes a pie de calle. Una trilogía que ha tardado diecinueve años en fraguarse en su totalidad; un ejercicio de dirección y, sobre todo, de escritura de guion más que ambicioso. Es así como Shyamalan vuelve a darle el giro final a sus anteriores historias, para llevarnos a donde quería desde un primer momento, al psicoanálisis profundo de las entrañas de sus personajes. Y es en ese mismo instante en el que fracasa estrepitosamente, al resultar una conclusión final para sus anteriores propuestas que resulta demasiado teórica y explicativa. Según pasen los minutos de metraje la película irá perdiendo fuerza, sumergiéndose más en el universo de ‘Múltiple’ y sumergiendo a sus personajes en diálogos y situaciones repetitivas. La trama parece estar encorsetada y no dirigirse hacia ninguna parte durante gran parte de su desarrollo.
El arranque de la película Glass es más que prometedor al querer enfrentar a toda costa a David Dunn y a ‘La Bestia’. Dos personajes que funcionan juntos a la perfección como antagonistas, pero con los que Shyamalan pretende plantear otro juego muy distinto tras presentarlos en escena. Lo que quiere el director es analizar la personalidad de sus personajes y las facultades mentales que a cada uno de ellos les ha llevado a desarrollar su faceta como superhéroe. De este modo nos embarcamos en un nuevo aspecto en las películas de hérores y heroínas que no habíamos explorado hasta el momento, planteando que esos inexplicables súper poderes vengan marcados por una alteración en el cerebro y que lo que ellos piensan que les hace especiales no sea más que una exceso de confianza en ellos mismos.
Y es de ese modo como Shyamalan se aleja de los universos de DC o Marvel donde priman las escenas de acción y en las que nadie se plantea si esos tipos que se pasean en mallas y se lanzan desde azoteas en realidad lo que tienen es un problema mental; una nueva forma de afrontar este género cinematográfico alejándose de las superproducciones de Hollywood, integrando así a Glass dentro del estilo de cine más autoral que le ha acompañado durante toda la carrera al cineasta.
Opinión final de GLASS
La película Glass (2019) pretende ser una reflexión sobre la sociedad actual en la que vivimos, en la cual ya no hay cabida para mentes extraordinarias. Una sociedad movida por la inmediatez y la mediocridad donde los más poderosos velan para que no despertemos de nuestro letargo; cuanto menos pensamiento crítico desarrollemos y más mediatizados estemos, mejor, menos problemas daremos. Como idea es más que suculenta, lo malo es que como película se queda muy por debajo del resultado de sus dos brillantes predecesoras: ‘El protegido’ y ‘ Múltiple’.