‘La historia de Jan’ es un documental firmado por Bernardo Moll Otto sobre los primeros pasos en la vida de Jan, un niño con Síndrome de Down.
Crítica del documental ‘La historia de Jan’
Como si de un “Boyhood” real se tratase, se presenta La historia de Jan. Genérico título para un documental que aborda el Síndrome de Down desde el nacimiento de su protagonista. Su padre, profesional del audiovisual, lo vio claro cuando junto a su mujer recibieron la noticia, y empuñando su cámara Black Magic decidieron documentar todo la vida de su pequeño.
El documental cuenta con un metraje ajustado y cronológico mostrando la llegada de la noticia de la enfermedad de Jan, pasando por su nacimiento y el desarrollo de sus primeros años de vida. Estéticamente, se distinguen los pasajes “ficcionados” con una cuidada fotografía de Alfonso Postigo, del propio documental, donde todo es improvisado y se agradece, dando veracidad al conjunto.
Los creadores de la película, los propios padres de Jan, han apostado por un tono emotivo, donde desde los primeros compases el espectador tendrá un nudo en la garganta. Aunque loable, esta decisión hace que se resientan otros temas más interesantes que quedan diluidos por la carga sentimental. La historia de Jan podría haber sido un espejo perfecto donde reflejar los obstáculos a los que se enfrenta una familia cuando tiene que criar a un niño con Síndrome de Down, sin embargo, aunque hay lugar para episodios de este tipo, el relato se desarrolla más en el ámbito familiar. Pero no todo son lágrimas en esta historia, también hay momentos reservados al humor, y es que aunque el espectador no esté muy predispuesto, acaba siendo engullido por las imágenes y se entrega por completo al camino que emprende Jan junto a sus padres.
El protagonismo se centra principalmente en el pequeño Jan y sus padres. El resto de personas que toman voz apenas son meros acompañamientos, sin tomar parte importante en ningún momento. Tampoco se deben esperar entrevistas a expertos sobre el tema. Este documental es una historia de vida, y no un compendio didáctico, aunque ambos estilos podrían haberse complementado, dando lugar a una película mucho más completa.
La historia de Jan es una rara avis dentro del mundo del documental, estando más cerca del video doméstico que del cine divulgativo. Su contenido emociona y engancha pero se queda a medio camino, sin llegara a ser un material que ayude a acercar la sociedad a la enfermedad, más allá del amor incondicional de unos padres volcados, que no es decir poco.