Opinión de “Sicario: el día del soldado: Secuela de la notable obra de Denis Villeneuve con la que apenas guarda ninguna relación. Un trabajo solido tras las cámaras reforzado por el buen hacer de Josh Brolin y un Benicio del Toro que traspasa la pantalla.
Sicario: El día del soldado
El anuncio de la realización de “Sicario: el día del soldado” hizo saltar todas las alarmas. Una secuela innecesaria de una película que había sido de lo mejor de su año y que apenas guarda relación con los eventos de esta, hacían pensar más en un producto directo al mercado doméstico que en un film respetable que pudiera sacar pecho y plantarle cara a excelso trabajo de Denis Villeneuve, uno de los mejores directores del momento.
El resultado es un producto que puede hablarle de tú a tú a su referente sin sonrojarse. Una película muy potente donde todo el equipo da lo mejor de sí, consiguiendo que al espectador no le importe volver a revisitar este universo plagado de delincuencia, dobles intenciones y puñaladas traicioneras. Stefano Sollima quizá no tenga el mismo prestigio ni la maestría de Villeneuve, pero el italiano muestra oficio, precedido por un currículum que rema en las mismas aguas que este relato. El responsable de “Roma criminal” o “Suburra” vuelve a apostar por la crudeza como bandera, creando una cinta que bebe mucho del cine acción de los 70. El cual se caracterizaba por ser mucho más adulto, y no por los temas que trataba, sino por la manera de abordarlos.
El guion apenas guarda relación con la primera entrega, prescindiendo inteligentemente de la protagonista de esta y desarrollando los personajes de Matt Graver y Alejandro. Taylor Sheridan vuelve a demostrar que es un excelente guionista como ya se pudo contrastar en “Comanchería” o la reciente “Wind river”, apostando siempre por esos entornos fronterizos que recuerdan al western y que, en este caso apoyado por Sollima -su padre fue un famoso director de spaghetti westerns-, desarrollan algunas constantes del genero y resuelven una trama sencilla donde los diálogos son escasos y lacónicos, potenciando esa crudeza antes comentada, que tampoco hace concesiones a la violencia más extrema cuando es necesaria.
Sollima compone algunas secuencias que se quedan grabadas a fuego en la mente del espectador. El atentado en el supermercado es una de ellas; al igual que la presentación de sus dos protagonistas, en especial la gran secuencia de Alejandro al principio de la historia. El director no necesita una espectacularidad impostada para fascinar con escenas que se defienden desde el mismo libreto y que con la concisa puesta en escena ganan enteros.
Tanto Josh Brolin como Benicio del Toro dan todo de sí con sus interpretaciones. El primero como ese curioso y despreocupado agente y el segundo desarrollando más ese misterioso personaje que ya fascinaba en la primera parte y que aquí reclama por derecho propio su lugar de coprotagonista. El resto del reparto no desentona, pero es inevitable que no estén a la altura de estos dos portentos de la interpretación que pocas veces son explotados con tanto acierto.
Aunque es inevitable echar de menos el trabajo de Roger Deakins en la primera entrega, Dariusz Wolski, habitual de Ridley Scott en los últimos tiempos, hace un trabajo notable que se asemeja bastante a lo mostrado por el operador británico. También la música de Hildur Guðnadóttir mantiene la tensión al límite y aporta profundidad a la obra.
Opinión final de Sicario: El día del soldado
“Sicario: el día del soldado” es una grata sorpresa de una secuela totalmente innecesaria, y que, sin embargo, se ha convertido en una de las imprescindibles del año gracias al trabajo tanto de los interpretes como de un director en estado de gracia y un guionista que no ha tenido un tropiezo en sus cuatro trabajos estrenados. Un “must see” en toda regla.