Imagen de la película 'Todos están muertos' (2014)
Imagen de la película 'Todos están muertos' (2014)

Crítica de la película ‘Todos están muertos’: Fallida ópera prima

El debut en el largometraje de Beatriz Sanchís, ‘Todos están muertos’, es un drama con tintes sobrenaturales que, pese a lo original de su propuesta, se erige como uno de los grandes fiascos del último cine español. El producto resultante consigue ser acartonado, no cumple con las expectativas iniciales y será, lamentablemente, olvidado con facilidad.

Trailer de la película ‘Todos están muertos’

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Sinopsis de la película ‘Todos están muertos’

Lupe (Elena Anaya) fue una brillante estrella de rock en los años ochenta, pero esa época pasó y ahora es una ama de casa que vive encerrada y se pasa el día haciendo tartas. Su agorafobia hace que su dependencia de Paquita (Angélica Aragón), su madre, sea absoluta. Paquita, debido a la inacción de Lupe, se encarga de llevar la casa y de educar a Pancho (Cristian Bernal), su nieto adolescente. Paquita, cansada de la situación, consigue en La Noche de los Muertos que su difunto hijo Diego (Nahuel Pérez) regrese a la casa familiar para ayudar a Lupe a superar los fantasmas del pasado.

Todos están muertos
Todos están muertos

Crítica de la película ‘Todos están muertos’

Tras su buen recibimiento en el último Festival de Málaga, donde se alzó con cuatro galardones,Todos están muertosse presenta ‘a priori’ como una interesante propuesta dentro del cine español. Hablamos de la ópera prima de la cineasta Beatriz Sanchís, responsable también del guión. Pero la expectativa se desinfla pronto en el caso de Todos están muertos. Ya desde su comienzo una monótona voz en off, la de Pancho (Cristian Bernal), que no transmite sino indiferencia, revela rápidamente que algo no encaja. Entrar en el universo creado por Beatriz Sanchís se hace cuesta arriba desde el minuto uno y la misión resulta muy, pero que muy difícil.

Imagen de la película 'Todos están muertos' (2014)
Imagen de la película ‘Todos están muertos’ (2014)

Transcurrida la presentación, la cosa mejora algo pero no lo suficiente, y la cinta se presenta incluso como un trabajo original y arriesgado. En general nos referimos a la valiente decisión de introducir el factor sobrenatural en la trama, con alguna que otra reminiscencia, con matices, a ‘Ghost’ (Jerry Zucker, 1990) y ‘Volver’ (Pedro Almodóvar, 2006). Sin embargo, pese a lo original de la propuesta, las situaciones en torno al “invocado” Diego (Nahuel Pérez) no están todo lo logradas que debieran y ahí se echa en falta mayor control de la situación para que el espectador digiera con facilidad lo que haga falta (la escena de la primera aparición de Diego, por ejemplo, bordea el ridículo; por otro lado la realizadora no parece tener claro qué hacer con el fantasma cuando ya ha cumplido su función en la trama). La falta de experiencia en el ámbito del largometraje por parte de la cineasta se hace evidente y el recurso acaba haciendo estragos.

Imagen de la película 'Todos están muertos' (2014)
Imagen de la película ‘Todos están muertos’ (2014)

Todos están muertosestá lleno de altibajos, con mejores y peores momentos. Las interpretaciones no ayudan demasiado al respecto y lo que vemos en pantalla no consigue la empatía con el espectador. Es un fallo imperdonable por parte de Sanchís haber elegido al joven Cristian Bernal para el papel de Pancho, cuya mejorable actuación no logra estar a la altura en ningún momento consiguiendo con ello arruinar parte de la película. Por su parte, el premio a Mejor Actriz obtenido en el Festival de Málaga por Elena Anaya no implica que estemos ante uno de sus mejores papeles ni mucho menos. Se podría haber extraído mucho más del trabajo de una actriz como Elena Anaya. No obstante, ante un guión mejorable, cogido con pinzas en más de una ocasión, y una directora debutante, la chica hace lo que puede. Por su parte, tanto Nahuel Pérez como Patrick Criado logran hacer interpretaciones correctas, sin tirar cohetes. La mejor interpretación la consigue Angélica Aragón, cuya naturalidad y sencillez deslumbra, siendo su espléndido trabajo una de las bazas del film.

Imagen de la película 'Todos están muertos' (2014)
Imagen de la película ‘Todos están muertos’ (2014)

Con unos actores a los que les falta gancho, algún que otro personaje que podría sobrar (el interpretado por Macarena García), unas situaciones en ocasiones absurdas y un humor insípido (la escena de la canción de los boyscouts o esa otra donde la madre de Lupe toma droga para poder ver al fantasma), no se le pueden pedir peras al olmo. La duración deTodos están muertosgira en torno a la hora y media, y en ese corto periodo de tiempo, no queda más remedio que consultar el reloj y bostezar de vez en cuando. La distancia entre el espectador y lo que exhibe la pantalla llega a ser abismal: una historia anodina que no consigue transmitir emoción ni interés alguno. Por no hablar de los elementos metidos con calzador en el guión que no aportan nada a la trama y parecen elegidos por capricho único y exclusivo de su directora (la supuesta homosexualidad de Pancho o las gratuitas alusiones a la cultura mexicana). Lo interesante de la propuesta, por tanto, se va diluyendo poco a poco, salvándose algún que otro momento gracias al acompañamiento en diversos fotogramas de una excelente banda sonora de Akrobats, ganadora del correspondiente Premio en Málaga, como por ejemplo la secuencia donde Elena Anaya interpreta el tema creado para el film “Corazón automático” mientras todos cenan.

Imagen de la película 'Todos están muertos' (2014)
Imagen de la película ‘Todos están muertos’ (2014)

Una lástima. Todos están muertoses un producto fallido, una ópera prima en el peor sentido de la palabra. Las buenas intenciones no son suficientes para salvar este producto independiente y arriesgado que no supera el aprobado. El trabajo de Sanchís sólo logra que se salven de la quema algunos aciertos aislados, como los brillantes títulos de crédito, la brillante ambientación en todo lo relacionado con la cultura de la movida madrileña de los años 80 (el vestuario, la impecable factura del vídeo del grupo ficticio “Groenlandia” y todo el atrezzo ochentero del sótano) y el acercamiento a ciertos temas interesantes que la película aborda (los problemas de la adolescencia, la superación personal o la culpabilidad). Pero dichos aciertos se quedan cortos en una película que, lamentablemente, no supera sus propias expectativas ni tampoco está segura de sí misma.

DIRECCIÓN
3.5
GUIÓN
4.5
INTERPRETACIÓN
4.5
LO BUENO
La banda sonora del grupo Akrobats.
LO MALO
El sopor está presente desde el primer fotograma.
4.2