Hace años que la popular saga de videojuegos estaba pidiendo su propia película. Veinte años después de su primer título, Need for Speed llega a los cines para ofrecernos una entretenidísima producción en la que los Muscle Cars y los Superdeportivos serán los protagonistas de diversas carreras de riesgo.
Sinopsis de la película Need for Speed
El mecánico profesional y participante de carreras ilegales de coches deportivos Tobey Marshall (Aaron Paul), recibe el encargo de mano del reconocido piloto de carreras Dino Brewster (Dominic Cooper), de terminar y mejorar en su taller un legendario Mustang. Tobey, quien siempre ha sido rival de Dino, tendrá que tragarse su orgullo para aceptar el trabajo y así cobrar la generosa suma de dinero ofrecida ya que, desde la muerte de su padre, las deudas ahogan el taller.
Cuando todo parece que empieza a ir mejor, Tobey es acusado por Dino ante la justicia de un delito del que es inocente. Sin pruebas suficientes para su defensa, Tobey deberá pasar dos años en la cárcel cumpliendo condena hasta su libertad condicional. Llegada la ocasión de salir de prisión con la condicional, aprovechará para darse a la fuga para enfrentarse a Dino. Para ello, Tobey reunirá de nuevo a su antiguo equipo de mecánicos, pondrán a punto el mejor coche e intentarán vengarse de Dino de la única forma posible, humillándolo públicamente en “De Leon“, la carrera ilegal de súper deportivos más famosa del mundo que organiza un extravagante hombre conocido como Monarch (Michael Keaton).
Crítica de la película Need for Speed
A mediados de los años 90 llegó la primera entrega de “The need for speed”. Sólo unos cuantos afortunados tuvieron el privilegio de jugar a uno de los juegos que con el tiempo, y gracias a su constante adaptación a los tiempos y a su distribución en las distintas plataformas, se convertiría en una de las sagas de referencia en el mundo de los videojuegos arcade de coches. Carreras de coches de alta gama, campañas de superación, evasión de la policía, escalada de puestos de competición, concursos de derrapes, tuneos, persecuciones con vehículos de policía tras turismos deportivos participantes en carreras ilegales… Todo esto y más hemos podido ver en la saga de videojuegos que ahora llega a la gran pantalla intentando recrear todas estas experiencias: Need for Speed.
Need for Speed tiene cierto toque de realismo dentro de las posibilidades que deja una saga que nunca estuvo motivada por la simulación, sino que en todo momento buscaba la sensación de velocidad del jugador y una puesta en escena cinematográfica. La trama no parece estar supeditada a la acción, sino que hábilmente se utiliza como arma para justificar los distintos tipos de carreras que se suceden, haciéndolas parecer siempre necesarias y en ocasiones hasta deseadas por los espectadores.
En el guion de John Gatins (Acero Puro) y George Gatins habrá un poco de todo: Amor, acción, venganza, humor y hasta momentos gamberros que aportarán más diversión a lo que, no pudiendo ser de otra forma, es una película diseñada para el entretenimiento del público en general. Puede que algunas de las situaciones resulten absurdas pero, ¡qué más da!, aceptando la realidad de lo que vamos a ver, qué mejor que el despiporre sea total.
El punto fuerte de la película Need for Speed es el constante aumento de adrenalina visual. Las carreras, los planos, los coches y prácticamente todo que tenga que ver de alguna u otra manera con el mundo del motor está llevado al límite para que el espectador tenga presente una constante sensación de peligro.
Los actores cumplen con su papel sin entrar en el arquetipo de primeras. Por supuesto, al final acabarán entrando sin remedio pero lo harán a su manera y para variar en el papel femenino de la película no han metido al personaje “chica que fijo se va a ligar el protagonista” a la típica “tía buenorra pechugona” de esas que parecen que tienen operado hasta el… (completen ustedes mismos la parte del cuerpo que les plazca). No señores. Como “chica inteligente y desafiante, a la cual no le hace falta enseñar cacho para que el protagonista se fije en ella, han elegido con mucho acierto a Imogen Poots (28 semanas después), una particular belleza que poco a poco y a medida que transcurre la película, desvela todo su sexapil. Nadie me podrá negar que Need for Speed es una película diferente al resto de su género.
Y para que los fans del juego se vayan contentos a casa, ahora voy a dar una noticia tan buena que es casi un spoiler: Al final de la película seremos deslumbrados con una carrera ilegal clásica de cochazos, con persecución policial incluida, en la que los participantes tendrán que esquivar los típicos bloqueos y embestidas de los representantes de la ley, mientras el helicóptero de apoyo narra por la radio tanto las acciones de los perseguidos en carrera como las decisiones de los persecutores. Todo enmarcado en un idílico escenario de alta montaña rodeada de bosques de enormes y frondosos árboles de secuayas (o parecidos) al más puro estilo Need for Speed.