La primera parte de la trilogía literaria escrita por Katherine Pancol, ‘Los ojos amarillos de los cocodrilos’, llega este viernes a nuestra cartelera. Un dramón orientado a despertar el interés del público femenino pero que no llega a calar debido al abusivo uso del sentimentalismo gratuito.
Sinopsis de la película ‘Los ojos amarillos de los cocodrilos’
Josephine (Julie Depardieu) no está pasando por el mejor momento de su vida. Su marido Antonie (Samuel Le Bihan), tras un año en el paro sin mover un dedo por encontrar trabajo y ayudar a mantener el hogar, ha decidido romper el matrimonio por la “chica de la manicura”, con la que lleva meses manteniendo una intensa aventura. A sus cuarenta años Josephine se ha quedado sola, casi sin ingresos y con dos hijas, Hortense (Alice Isaaz) y Zoe. Pero su mayor reto no será reponerse de todos estos baches personales y sentimentales, lo más duro será recuperar el amor y la admiración de Hortense que no dejará de culparla de la huida de su padre con otra mujer para comenzar una nueva vida como capataz en una granja de cocodrilos en África.
Crítica de la película ‘Los ojos amarillos de los cocodrilos’
Este fin de semana encontraremos en la cartelera otro best-seller convertido en película. Los ojos amarillos de los cocodriloses la primera entrega de la trilogía superventas escrita por Katherine Pancol que ha logrado captar la atención y admiración de millones de lectores, cosa que nunca pude entender al comenzar su lectura y tener que abandonarla a las pocas páginas. La misma situación de desinterés se ha vuelto a repetir ante el visionado de la película, un auténtico telefilme romántico-dramático orientado a un público femenino (ojo, un público exigente al máximo) que fácilmente podrían haber estrenado directamente en las tardes de sobremesa de Antena 3.
El conflicto principal de Los ojos amarillos de los cocodrilosse centra en la relación entre dos hermanas que poco o nada tienen en común más que el apellido. Josephine (Julie Depardieu) es la abnegada ama de casa que se ha descuidado completamente, excusa que utilizará el caradura de su marido para fugarse con una jovencita con la que mantiene una relación amorosa desde que hace meses se quedara en paro. A pesar de ser una mujer sumamente inteligente apenas puede llegar a fin de mes con su doctorado en historia. Tímida y retraída, tan sólo pretende pasar desapercibida por la vida, algo que continuamente le recrimina su hija mayor Hortense. Iris (Emmanuelle Béart) es completamente su polo opuesto. Coqueta y presumida nunca ha entendido el carácter de su hermana, el cual lleva reprochándole desde pequeña. Ella sí que ha sabido aprovechar las oportunidades que le ha brindado la vida: dejó atrás sus estudios como cineasta para convertirse en la fiel esposa de un abogado de altos vuelos y mucho dinero en el bolsillo. Su vida es prácticamente la de una diva, alejada de cualquier preocupación, pero la sombra de un vacío la persigue con vergüenza: nunca ha hecho nada de provecho, tan sólo es “la mujer de”.
De ese vacío interno que siente Iris surgirá el verdadero entramado de esta trilogía literaria. Iris le propondrá a su hermana Josephine que escriba una novela la cual la primera firmará y la segunda cobrará. Dicha novela se convertirá en poco tiempo en uno de los libros más vendidos en Francia y así Iris, que no ha escrito una sola palabra del libro, será la que recoja toda la atención de los medios de comunicación y toda la admiración de unos fieles lectores que ya la idolatran.
La trama principal podría ser interesantísima si se centrara en el conflicto interno de esos autores denominados como “negros” que prestan sus dotes literarias a grandes nombres, pero sin embargo lo que veremos en Los ojos amarillos de los cocodriloses tan sólo un culebrón, y además con mayúsculas. Una historia tan empalagosamente aburrida que irá implicando a más y más personajes, envolviendo la trama en un rompecabezas emocional del que poco o nada se puede extraer como esencial o interesante. Amores imposibles, líos, escarceos, maridos, ex maridos… una telaraña de relaciones donde todo el mundo puede terminar con todo el mundo pero casi nunca con un final feliz.
Julie Depardieu y Emmanuelle Béart, las dos protagonistas de la película, encarnan dos personajes estereotipados y exagerados hasta el límite que no evolucionarán ni un ápice durante sus casi dos horas de duración. Tanto es así que ambas hermanas perderán el efecto deseado en el espectador, generando indiferencia en lugar de empatía o repulsión. Eso unido a la profundidad innecesaria con la que se tratan las tramas secundarias, que entorpecerán el ritmo de la película sin aportar nada relevante a la historia, harán de Los ojos amarillos de los cocodrilosuna película sosa, con un cierto halo machista -pese a que sus personajes principales sean mujeres-, sin “chicha”, que se deja ver, pero sin más. Desde luego no despertará ese interés tan necesario en una trilogía de ¿qué pasará en la segunda parte?.
