El actor y director Don MacKellar (‘Last Night’, 1997) dirige con acierto ‘La gran seducción’, remake del film homónimo de 2003 firmado por Jean-François Pouliot, en el que cuenta en los roles principales con Brendan Gleeson y Taylor Kitsch.
Sinopsis de la película ‘La gran seducción’

La acción se desarrolla en Tickle Head, un pueblo costero canadiense que siempre ha vivido de la pesca. Sin embargo en la actualidad el escaso trabajo obliga a su población a la resignación de cobrar el subsidio de desempleo. La única solución para cambiar de vida sin tener que abandonar el pueblo se presenta ante la oportunidad de una empresa de transformación de residuos que podría instalar una pequeña fábrica en el pueblo. Pero uno de los requisitos es tener un médico residente.
Casualmente, descubren que un joven médico deberá pasar un mes en el pueblo de forma permanente, con lo que el camino a seguir está claro: Hacer de Ticket Head una especie de paraíso para el joven médico, con tal de que logre quedarse a vivir allí y sus habitantes vuelvan a conseguir empleo.
Crítica de la película ‘La gran seducción’
La fórmula usada en La gran seducción tal vez no sea la más novedosa del mundo, ya que se aloja en el tópico costumbrista sin demasiado reparo. Sin embargo sus ingredientes se encuentran tan inteligentemente cocinados que hacen de ella una delicia para el visionado, consiguiendo un tono cercano al de films como ‘Full Monty’ o la serie ‘Doctor en Alaska’, con unos estupendos y cercanos personajes de esos a los que se termina cogiendo cariño.

La contraposición entre lo rural y lo urbano siempre ha dado mucho juego en la comedia, así como excelentes resultados desde tiempos de Frank Capra y aquí, conscientes del recurso, se explota con inteligencia. El típico personaje desubicado y obligado a estar en un ambiente ajeno al suyo, tan frecuente en el género cómico, es en esta ocasión un doctor culto y refinado de ciudad (Taylor Kitsch) que se encuentra, de la noche a la mañana, viviendo en un pueblo costero perdido del más remoto Canadá, en el que no dispondrá ni de cobertura para su teléfono móvil, donde todo para él está maravillosamente pensado: desde sus platos favoritos en el único restaurante del pueblo hasta el billete que cada noche se encuentra arrojado en el puerto para que se lo encuentre como por arte de magia. Lo que no sabe nuestro querido doctor es que todo el pueblo actúa en una farsa ideada para él con el único objeto de que coja cariño a Tickle Head y se quede a vivir allí. De esta forma, las diversas situaciones creadas para engañar al doctor son motivo de un sano humor que llena la cinta de principio a fin, gag tras gag.

‘La gran seducción’ en este aspecto no descubre nada nuevo, ya que lo visto suena a conocido y es previsible desde su comienzo. Sin embargo, todo el gran trabajo de realización, dirección de actores, guión (Ken Scott y Michael Dowse) y de montaje (ya quisieran muchas el prodigioso ritmo que consigue) hace que asistamos a un espectáculo entrañable, sencillo y cercano que en manos del realizador Don MacKellar hace que parezca completamente nuevo. Uno de los puntos fuertes del film lo forman la pareja protagonista, formada por Brendan Gleeson (ese inolvidable grandullón de films como ‘Braveheart’) y Taylor Kitsch (‘John Carter’) en el papel del joven médico, los cuales desprenden una química descomunal.

‘La gran seducción’ sabe al mismo tiempo, desde el terreno de la comedia, reflejar una realidad social tan dramática como el paro, sabiendo aprovecharlo para hacer al mismo tiempo una defensa de la dignidad humana y del trabajo como forma de realización de las personas. Ese híbrido entre la risa y la reflexión, que no en todas las comedias de este tipo funcionan, aquí lo hace como anillo al dedo. No se la pierdan.