La cartelera nos trae un drama con toques cómicos, que narra una historia sencilla pero bien escrita, sobre los prejuicios que existen aún en el S. XXI sobre el matrimonio gay.
Crítica de la película ‘El amor es extraño’
Cuando en 2011 se legaliza en Nueva York el matrimonio homosexual, Ben (John Lithgow) y George (Alfred Molina), que llevan 39 años juntos, deciden casarse. Poco después, despiden a George sin explicación alguna de la escuela católica donde enseñaba música y pierden su piso en Chelsea. Una pareja gay de policías acoge a George, y Ben se va a vivir a casa de su sobrino en Brooklyn. El verse obligados a vivir en casa ajena, el esfuerzo por ser amables más la preocupación por un futuro incierto son motivos de estrés para todos.
Sinopsis de la película ‘El amor es extraño’
Aunque parezca mentira en los tiempos que corren, la sociedad se sigue cerrando en cuestiones como la homosexualidad y ‘El amor es extraño‘ es el reflejo más claro de los prejuicios que tiene la gente con dos personas que se quieren verdaderamente. Es impensable la cantidad de parejas que hoy en día se llevan a matar y están juntas sin que a nadie le importe lo más mínimo y que parejas como la de Ben y George que llevan toda la vida juntos y demuestran un amor incondicional, sean cuestionadas.
La película no sólo pone de manifiesto la cuestión de la homosexualidad sino que trata un tema tan delicado como es, el de cómo la familia y amigos de los protagonistas, les dan la espalda en los momentos que más lo necesitan. Cuando Ben y George se quedan sin casa, todos intentan ayudarles, pero una vez que tienen que convivir con ellos en sus casas los tratan como si de unas zapatillas viejas se tratasen. Resultan “molestos” ¿Cómo puede resultarte molesto alguien de tu familia al que se supone que quieres? Eso es lo que quieren plasmar, tratamos a nuestros mayores como si fuesen inservibles y una carga para la sociedad, una carga para sus propios congéneres, ellos que han dado tanto por los suyos y que ahora que son mayores reciben tan poco.
Momentos íntimos, en los que más de uno se emocionará; pequeños despuntes de humor, sobre todo de Ben un hombre adorable, que llega al corazón con cada una de sus acciones y comentarios, inspira muchísima ternura. Una actuación impecable tanto de Molina como de Lithgow que muestran pasión y complicidad a raudales.
Puedo decir, a mi parecer, que la última escena con el sobrino en las escaleras, sobra, dice más bien poco de lo que ha sido la acción de la historia, si se hubiese cerrado con la escena del metro, las cosas habrían quedado igualmente claras y no habrían ralentizado el ritmo, que ya de por si es bastante lento.
