Una Julianne Moore espléndida protagoniza la desoladora historia de una triunfadora profesora afectada inesperadamente por el Alzheimer en “Siempre Alice”. Apuesta inequívoca para los Oscar 2015.
Sinopsis de “Siempre Alice” con Julianne Moore
La doctora Alice Howland (Julianne Moore) es una reconocida profesora de neurología de la Universidad de Columbia, que además de impartir clases es habitual en prestigiosos ciclos de conferencias de su campo. Casada y madre de tres hijos, nada hace presagiar la terrible enfermedad que poco a poco atacará ferozmente a su cerebro: el Alzheimer.
Crítica de “Siempre Alice” con Julianne Moore
Sufrirás por el Alzheimer de Julianne Moore. No es un mero titular con el que atrapar al cinéfilo devorador de críticas cinematográficas y mandarle directo a la gran pantalla, es la realidad de una cinta que te hará salir del cine con un inmenso nudo en el estómago y con una sola cosa en mente: “ojala nunca me suceda esto a mí o a un familiar”. Acabarás sintiendo la misma angustia que lleva a nuestra protagonista Alice a desear tener cáncer en una de las escenas de “Siempre Alice”… durísima afirmación que se dice con la boca pequeña, está claro, pero que puedes llegar a comprender tras el visionado de la cinta -al igual que el controvertido archivo “mariposa”-. Y es que ¿hay algo peor que el camino hacia el olvido más absoluto? Un olvido en el que poco a poco pierdes tu identidad, tus recuerdos, tus habilidades, en definitiva toda tu esencia para convertirte en prácticamente un vegetal anclado a una silla en una triste residencia de ancianos hasta que Dios quiera llevarte y librarte de ese inmenso dolor.
Nos encontramos ante un relato más que cuidado y respetuoso de esta terrible enfermedad. “Siempre Alice” es sincera, cercana, conmovedora e ilustrativa. Una acertada adaptación al cine del best-seller de Lisa Genova a cargo de Richard Glatzer y Wash Westmoreland (‘La última aventura de Robin Hood’), que logra introducirnos y hacernos experimentar durante unos minutos la tristeza, impotencia y desolación que conlleva el Alzheimer. Lástima que no de tiempo a profundizar en los enormes cambios que dicha enfermedad produce también en el entorno familiar de Alice, que de la noche a la mañana ven como el pilar de su hogar se desvanece imposibilitándoles seguir con el ritmo habitual de sus vidas mientras asumen algo tan complicado como que tu madre ya no te recuerde.
Sin remedio, y gracias principalmente a la interpretación de Julianne Moore, nos atrapará la historia de “Siempre Alice”, una lumbreras triunfadora en lo personal y en lo profesional que pasará, casi de la noche a la mañana, por un Alzheimer hereditario, de ser una exitosa profesora de lingüística dedicada a investigar la adquisición del lenguaje en las primeras etapas de la vida, a un estado de olvido y desorientación tal como para no poder encontrar el cuarto de baño en su propia casa y terminar orinándose encima. La ironía de la vida hace mella en Alice, ¡que injusta es a veces!
Desde luego, si había alguien que mereciera este año el Globo de Oro este año a Mejor Actriz es Julianne Moore. En esta “Siempre Alice” nos regala la mejor interpretación de su carrera -posible primer Oscar para la actriz-, sabiendo exprimir todas las posibilidades de un personaje inmensamente complejo y lleno de matices, absoluto protagonista de la cinta. Gracias a la actriz viviremos paso a paso el proceso de deterioro progresivo de la brillante Alice, notando sutilmente en cada escena el profundo cambio que sufre hasta llegar a un rostro totalmente ausente y perdido. Destacar la emotiva escena donde imparte una charla sobre su vivencia personal con el Alzheimer, momento que sirve como punto de inflexión en su personal y desgarradora lucha por mantenerse con “vida”, batalla finalmente perdida.
