Seguro que en algún momento se ha preguntado usted de dónde salen las películas que ponen en las sobremesas en Antena 3. Algunas son telefilmes de segunda, pero otras se estrenan en salas e incluso se definen como arriesgadas reflexiones sobre conflictos contemporáneos. “Lo mejor para ella” es uno de esos casos. Y lo mejor para usted es mantenerse lo más alejando de ella posible.
Sinopsis de la película ‘Lo mejor para ella’
Elliot Anderson (Blanco) tiene un lío familiar de cuidado: Su hija (Blanca) murió en el parto de su nieta, Eloise (Negra), y él y su mujer se quedaron a su cargo, visto que el padre de la criatura, Reggie, (Negro) era un bala perdida adicto al crack. Tras el fallecimiento de la esposa de Elliot, (Blanca) la familia de Reggie (Negra) exige su custodia, dando pie a un largo proceso judicial en el que se trataran temas raciales, paternales y politoxicómanos.
Crítica de la película ‘Lo mejor para ella’
No hay cuatro palabras más escalofriantes para un amante del cine que “Basado en hechos reales”. Cuando aparecen en el primer plano de la película, uno saborea un regusto a petulancia y, en cierta forma, amenaza. “¿Cómo no te vas a creer esta historia, si te estoy diciendo que es real?”
Al principio de “Lo mejor para ella” aparece la dichosa advertencia, pero uno puede concluir rápidamente que es falsa. Si esta historia ocurrió como cuenta la película, tuvo que ser en Marte, porque sus protagonistas están a mil kilómetros de ser humanos.
Se percibe en Mike Binder (el director de la cinta, con varios melodramas a las espaldas) una intención por matizar el discurso y huir de los extremos a la hora de juzgar a los personajes. De hecho, suponemos que de ahí viene el título original de la cinta, “Black or White”. (Por cierto, otro afectuoso saludo a los cachondos que traducen los títulos al español): Que igual el malo no es tan malo y el bueno no es tan bueno, que una mala tarde la tiene cualquiera y que no hay coger la parte por el todo. Correcto.
Pero de la ambivalencia a la incoherencia hay sólo un paso, y lo que consigue Binder es que, de tanto dar vueltas a los personajes, no entendamos nada de lo que está ocurriendo. El padre no es padre, el alcohólico no es alcohólico el racista no es racista y casi me atrevería a decir que ni los negros son negros: Si se dice que están en un guetto, al segundo son exitosos emprendedores. Si se dice que uno no sabe leer, al lado hay un multi-licenciado. Si uno fuma droga, su primo es un abogado de prestigio…
Tanta contradicción y tanta corrección política (Atención al “alcohólico” Kevin Costner que no pierde las formas en ningún momento) impide que el espectador empatice con los personajes, y convierte la trama en un intrincado mecanismo que avanza a tirones para rellenar el tiempo. Los sugerentes temas iniciales se quedan sobre la mesa, o directamente se tratan de la peor manera posible en pos del buenísimo. (Véase la pueril regañina que se lleva Costner por desayunar whisky).
Si a esto sumamos unas interpretaciones más bien planas, y un rechazo frontal a la sutileza en los diálogos. (No se pierdan el momento en el que Costner grita. “Me siento muy mal”, que remite a Elmo cuando pedía el despertador diciendo “Dame el Ring-Ring”), nos queda una película floja, que tal vez sea defendida por lo bienintencionado de su planteamiento pero que acaba siendo de mala digestión para el espectador, lo cual es especialmente grave, porque se la acabarán topando en Antena 3 un domingo después del informativo…
