Los amantes del cine de género están de enhorabuena con la llegada a la cartelera de la premiada “Babadook”. Una madre y un hijo que nos dejarán sobrecogidos en la inmensidad de la butaca de cine. Terror en estado puro.
Sinopsis de “Babadook” de Jennifer Kent
Amelia (Essie Davis) y su hijo Samuel (Noah Wiseman) viven en una solitaria, enorme y oscura casa. Aunque nunca hable de ello, Amelia no ha podido superar la muerte de su marido siete años atrás en un accidente de tráfico mientras acudían al hospital para el nacimiento de Samuel. En su subconsciente sigue culpando a su pequeño hijo de la muerte inesperada y trágica de su padre.
Por su parte Samuel no es un niño nada “corriente”. Su continua actividad logra dejar a su madre exhausta al final del día. Claramente sus continuos reclamos de atención están acabando con la paciencia de Amelia que cada día vive más aislada del resto del mundo centrada en los continuos problemas causados por Samuel. Además desde hace un tiempo una pesadilla recurrente persigue al niño, algo que les está dejando en vela noche tras noche a madre e hijo… el Babadook ha entrado.
Crítica de “Babadook” de Jennifer Kent
Donde termina la realidad y comienza la fantasía, y viceversa. Este será el punto fuerte con el que juegue Jennifer Kent en esta “Babadook”, una película de terror nada convencional donde la pesadilla de un niño se torna realidad ¿o no? Nos encontramos ante un cuento, un cuento trágico que podría volver loco a cualquiera… más si inesperadamente te conviertes en su protagonista -mi enhorabuena más sincera al diseñador gráfico del “libro rojo”, mediante solapas y pop-up de lo más cómicas logrará poner el vello de punta-.
La originalidad de la historia no se encuentra en el clásico monstruo que protagoniza las pesadillas nocturnas del pequeño Samuel, que en nuestro país bien podría ser el “hombre del saco”, sino en la angustiosa atmósfera que envuelve a “Babadook”. Su directora Jennifer Kent dejará atrás los sobresaltos y los efectos de sonido -tan trillados en el cine de género- para buscar ese terror en sutiles elementos que nos envolverán en una leyenda finalmente espeluznante donde encontrarás al Babadook en todas partes: en la comisaría, en el armario, en el sótano, en el coche, en una película muda, tras el teléfono… nunca estarás a salvo. El espectador vivirá inmerso dentro de una casa donde presiente desde un primer momento que algo no anda bien, pero ¿el qué? La madre, el niño o el Babadook -sin duda, la verdadera víctima de la cinta es el pobre perro de la familia, soportar tanta locura no está pagado con un cuenco de bolas perrunas-.
Inmejorable trabajo el de Essie Davis en el papel de Amelia. Una madre que comenzará este relato ya algo cansada por la actividad frenética a la que le somete su hijo -sus ojeras son su mayor característica-, hasta el más absoluto agotamiento físico y mental donde aparecerá la bestia que se esconde en su interior -el inquietante tic que la lleva a rascarse la cabeza compulsivamente la delata-. Una bestia capaz del más terrible de los horrores a cambio de unas horas de placentero sueño (la metáfora está servida).
¿Quién será el “bonito” que se atreva a pronunciar en voz alta la rima del cuento “Ba-ba-Dook-Dook-DOOK”? ¿Acaso te quieres convertir tú en su próxima víctima? La locura acecha en cada esquina de esta cinta donde una madre, que ya no puede con más peso sobre sus hombros, está rozando el límite. Un abismo frente al cual le puso la muerte de su marido hace siete largos años y a diario la inocencia de un niño en más de una ocasión inaguantable…