“Ant-Man y la Avispa” supone una nueva entrega del Universo Marvel tras la exitosa “Vengadores: Infinitiy War”. Una película pequeña, muy en la línea de su predecesora, que solo busca el entretenimiento sin pretensiones.
Crítica de la película de Marvel: Ant-Man y la Avispa
Ant-Man y la Avispa es una verdadera apuesta por parte del Marvel Studios y la prueba de que no tienen miedo a arriesgarse. Después del increíble éxito de “Vengadores: Infinity War”, con el mayor número de superhéroes en pantalla, la compañía estrena la secuela de uno de sus personajes menos conocidos, con una trama mucho más ligera y sin ningún temor a pillarse los dedos.
La historia, en la que se busca rescatar a la Avispa original del mundo cuántico, pasa por buscar la manera de conseguir la tecnología necesaria para llegar a ese “lugar”, mientras un grupo interesado en dichos aparatajes tienen el mismo objetivo. Una vez más, como en la primera entrega, la estructura de las cintas de atracos hace acto de presencia. Con un arranque un poco errático y lento, la película va introduciendo secuencias de acción mezcladas con otras que ahondan en unos personajes que se desarrollan más que en su predecesora, en especial Hope y el propio Hank Pym. El humor está menos trabajado, con gags demasiado repetitivos que pocas carcajadas consiguen arrancar. La subtrama familiar resta más que aporta, siguiendo la estela de otras películas del estudio, donde esa constante en lo referente a la familia parece lastrar algunas de sus películas. Tampoco causan demasiado impacto los nuevos personajes, en especial los villanos, torpemente presentados y con unos objetivos demasiado tópicos. Además, la inclusión de Bill Foster, personaje importante dentro de los cómics, es meramente anecdótica.
Paul Rudd sigue siendo una elección dudosa como héroe de acción, aunque esta saga apueste por la comedia. Este es ampliamente superado por Evangeline Lilly, que se convierte en lo más interesante del film, ganando tanto protagonismo que quizá debería haberse invertido el orden de los nombres en el título. Las intervenciones del siempre genial Michael Peña se han reducido bastante al dar protagonismo a otros personajes, al igual que sus dos compinches. Michael Douglas sigue brillando como Pym, reclamando su merecida precuela, en la que podría aparecer y desarrollarse como se merece el personaje de Laurence Fishburne. Uno de los mayores atractivos de la cinta, poder ver a Janet Van Dyne encarnada por Michelle Pfeiffer, resulta ser una pequeña decepción por su corto tiempo en pantalla, a la espera de poder verla en futuras secuelas, si que es que estas se producen.
Los valores técnicos de la película se ven resentidos en comparación con otras más grandes dentro del Universo Marvel, ya que todo se ve demasiado artificial, aunque no molesta en exceso, debido al tono de comedia que inunda esta pequeña franquicia que funciona como alivio veraniego y no busca más que ser una excusa para introducir a un personaje que da mucho juego con sus cambios de tamaño junto a su compañera dentro de historias corales. Y esos cambios de tamaño son los responsables de que las escenas de Peyton Redd sean dinámicas e interesantes a pesar de lo sencillas que parecen sobre el papel.
“Ant-Man y la Avispa” funciona y resulta satisfactoria como entretenimiento sin mayor pretensión que la de ser una película ligera para el verano, que haga pasar un buen rato, sin necesidad de romper la taquilla mundial ni conectarse -apenas lo hace- con el resto de hermanas mayores, y más interesantes, de su universo. La primera de las dos escenas que esperan tras los créditos es absolutamente esencial y entronca con los eventos de “Vengadores: Infinity War”, la segunda es una tomadura de pelo.