Russell Crowe se convierte en escritor en este drama sin pretensiones que busca la emotividad del espectador recurriendo a situaciones sin novedad alguna.
Sinopsis “De Padres a Hijas”
Jake Davis es un novelista ganador del Premio Pulitzer. Tras la muerte de su mujer en un accidente de coche, el escritor debe lidiar con la educación de su hija de cinco años mientras lucha contra sus ataques nerviosos. Veinte años después la niña, convertida en estudiante de psicología, intenta huir de sus problemas de infancia atendiendo a niños con problemas psicológicos.
Crítica de la película “De Padres a Hijas”
De padres a hijas es uno de esos productos destinados a tocar la fibra sensible del espectador. Para ello, este tipo de películas beben del melodrama clásico sin llegar a la excelencia que le convirtió en uno de los géneros más taquilleros de las primeras décadas del cine. El problema con estos dramas modernos es que las situaciones que presentan son tan comunes en nuestra vida que no sorprenden a nadie y más que emocionar provocan rechazo en espectadores con algo de inquietud cinematográfica.
Y es que historias como la que presenta el guionista Brad Desch están demasiado manidas y comienzan a resultar rancias para un público que prácticamente lo ha visto todo a estas alturas; cuando nos encontramos en la semana en la que el cine cumple 120 años de historia. La manía de Hollywood de presentarnos escritores con vidas alejadas de las de cualquier trabajador, vuelve a hacer acto de presencia con el personaje de Jake Davis, un escritor que además sufre ataques nerviosos que nada tienen que ver con la enfermedad que sufre, quedando en evidencia la nula documentación por parte de Desch sobre esta característica, que saca de la película en más de una ocasión.
Gabriele Muccino vuelve por sus fueros y crea una obra de menor calidad si la comparamos con dos precedentes que llevan su firma. “Siete almas” (2008) y “En busca de la felicidad” (2006) cargaban con los mismos problemas de “De padres a hijas” pero lo hacían de una manera elegante. Aquí, el director italiano ha pretendido dar un giro más europeo a la propuesta, resultando demasiado frío y distante en su puesta en escena, la cual no posee ningún tipo de alarde técnico, siendo completamente funcional y anodina durante todo el metraje.
El reparto está plagado de caras conocidas, pero ninguno de los intérpretes destaca, siendo evidente que su esfuerzo en esta película estaba condicionado por cobrar el cheque al finalizar el rodaje. Russell Crowe está correcto, aunque algo perdido cuando sufre esos “ataques psicológicos” que rozan la sobreactuación. Amanda Seyfried y Aaron Paul tampoco presentan problemas con sus personajes, aunque la química es inexistente entre ellos. Diane Kruger es la peor parada del conjunto, con un personaje demasiado irritante tanto por el guion como por la extraña pantomima que presenta la alemana; totalmente fuera de tono en este film.
“De padres a hijas” es una película fácil de ver, pero también fácil de olvidar. Su verdadero valor no radica en su estandarizado guion, sino en unos intérpretes que tampoco aportan nada destacable. Su estreno a medio camino entre las cintas más interesantes de la temporada de premios y la resaca de los blockbusters navideños no le auguran buenos resultados en taquilla.