“Hércules: el origen de la leyenda”, cuenta una historia totalmente distinta a las que podemos encontrar en la mitología clásica. ¿Es prudente obviar historias milenarias para ofrecer una nueva versión de los hechos? Mucho me temo que no.
Sinopsis de la película “Hércules, el origen de la leyenda” (2014)
El despótico rey Anfitrión (Scott Adkins), conquista y arrasa cualquier reino que tenga a mano. Poco le interesan las riquezas que sus sangrientas conquistas pudieran proporcionar, él asedia y ataca con crueldad a sus vecinos sólo por el hecho de que puede permitírselo.
Desesperada por los cruentos actos de su marido y su reinado despóticos, la reina Alcmena (Roxane McKee) se encomienda a los Dioses del Olimpo en un desvencijado templo para implorar por el fin de su gobierno. Su llamada es escuchada y su venganza es vaticinada por el nacimiento de su próximo hijo Hércules (Kellan Lutz) de quien será padre el mismísimo Zeus.
Hércules, rivaliza a su pesar con su hermano mellizo Ificles (Liam Garrigan), hijo legítimo de a Anfitrión y siempre favorecido por el rey, mientras que el poderoso y humilde Hércules, desconoce su origen divino. Ambos están enamorados de la bella y joven Hebe (Gaia Weiss), quien prefiere el buen corazón (y los músculos) de Hércules que la horrible personalidad de su hermano Ificles.
Anfitrión, que siempre ha sospechado que Hércules no es su hijo, concierta una boda de conveniencia entre Ificles y Hebe, mientras envía a Hércules a unas lejanas tierras a hacer la guerra con un ridículo ejército.
Hércules, será uno de los pocos supervivientes que sobrevivirá a la emboscada. Tras enterarse de que todo ha sido una trampa de Anfitrión para acabar con él, hará todo lo posible para volver y detener la boda entre su hermano Ificles y su amada Hebe y vengarse de Anfitrión, aunque para ello deberá sobrevivir a cruentos combates de gladiadores, batallas y empezar a creer a los que le cuentan que él es el mismísimo hijo del Dios del Cielo y Trueno, gobernante de todos los Dioses del Olimpo.
Crítica de la película “Hércules, el origen de la leyenda” (2014)
Con lo amplia y extensa que es la mitología, llena de historias fantásticas, situaciones épicas, mundanas, eróticas, cómicas, sórdidas, fascinantes y todas ellas, muy pero que muy interesantes, o por lo menos entretenidas. Me imagino que no hace falta decir que ‘Hércules: el origen de la leyenda’ es lo opuesto a todo lo que tenga que ver con mitología, incluyendo lo el sentido más básico por el que se deben contar las historias: el entretenimiento.
No hace falta ser un oráculo para vaticinar que el guion resultante de la conjunción de estos cuatro guionistas Daniel Giat, Sean Hood, Guiulio Steve y Sean Hood, este último es el que dirige, no puede ser muy bueno. Juntando sus currículums se ve que uno de ellos no es que tengan mucho en su haber como guionista, dos son más bien productores, el que resta es director por encargo, y ninguno tiene ni idea de mitología o directamente pasa abiertamente.
Da la sensación de que ‘Hércules, el origen de la leyenda’ saliera tras una reunión en la que uno de ellos propusiese hacer una película sobre un tema mitológico, dos de ellos dijeran a la vez ‘¡Hércules!’, y que el último de ellos en hacer algo le tocase leerse y documentarse sobre todas sus proezas. “¿Qué tuvo que hacer doce trabajos?”, pensó. Pues me leo el primero y lo demás me lo invento.
Así que imaginad que gran obra. Qué historia más increíble nos contará “Hércules, el origen de la leyenda” cuando han tirado por la borda escritos milenarios para ser sustituidos por su poca creativa y pacata versión. Resumiendo, hacer un guion tan aburrido, tan visto y tan lleno de tópicos que ya no se dan más que en los video juegos malos, es realmente difícil. Puede que tuviera las expectativas muy altas, ya que me hubiera gustado ver una película que tuviera que ver con la mitología con los medios de producción con los que cuenta “Hércules, el origen de la leyenda”.
Unos medios de producción que se quedan cortos cuando pretenden hacer cosas grandes, como mostrar grandes ejércitos en plena batalla (hay planos que parecen la animación descuidada de algún videojuego con poco arte), y realmente buenos y efectivos cuando se centran en cosas pequeñas o detalles, como las fascinantes y creativas peleas llevadas a cabo por los excelentes especialistas que trabajan en la película
Lo demás, pues fácil, previsible y muy aburrido. Una mezcla entre “Gladiador” y ganas de hacer otro “300” que se aleja bastante de algo que hubiera sido bueno en sí mismo, como sería contar la Verdadera historia de Hércules, o por lo menos una parte. Más entretenidas son las películas clásicas con sus efectos especiales de stopmotion en blanco y negro.
Una verdadera lástima que “Hércules: El origen de la leyenda” cuente con los medios técnicos adecuados para hacer una gran producción, pero no con la creatividad suficiente como para idear una historia digna de tan épico protagonista.