“El Ministerio del Tiempo” llegó a las noches de Tve1 para la alegría de muchos huérfanos de series españolas de calidad. Ahora parece ser que la temida guerra de audiencias la ha señalado y corre peligro de desaparecer.
Crítica de “El Ministerio del Tiempo”
El pasado mes de febrero se estrenaba la ficción El Ministerio del Tiempo en Televisión Española. Su planteamiento original, cercano a la ciencia-ficción y a la aventura sin pretensiones, la han convertido en una serie muy querida por la mayoría que nos hemos atrevido a verla. A ello contribuye la genialidad de sus guiones, unos actores y actrices solventes y efectos especiales más que adecuados. El problema llega cuando el temido número, el share, llega al día siguiente. Y es que parece ser que la marca de audiencia conseguida no es del agrado de la cadena pública, por lo que se están cuestionando la renovación para una nueva temporada.
Los fans de esta historia de viajes en el tiempo, han promovido una campaña en las redes sociales a través del hashtag #TVErenuevaMdT para que se pueda poner en marcha la continuación de las aventuras de los funcionarios crononautas. Es motivo de elogio que en nuestro país cada vez más producciones, apuesten por propuestas originales tratando de buscar otro tipo de público; pero parece ser que no acaban de cuajar, y quizá la culpa es nuestras, de los propios espectadores. El hecho es que nuestro rechazo a todo lo que se salga de la norma, con el tan cacareado “si es español seguro que es malo o cutre”, hace mucho daño a nuestra industria; cortando las alas a nuevas propuestas que podrían crear tendencia en la televisión más inmediata. Las comparaciones con productos norteamericanos –muchos de ellos producidos por canales de pago- provocan estas críticas, sin pararnos a pensar en la diferencia presupuestaria entre nuestras producciones y las de fuera. Y es que “El Ministerio del Tiempo” es una serie con mucho talento técnico detrás.
Más allá de la crítica al espectador -al final es el más perjudicado- se encuentran los canales y su guerra de audiencias. En los inicios de la TDT, la nueva tecnología se nos vendía como una oportunidad para todo tipo de contenidos diferentes y canales nuevos, lo que promovía algo que nadie se cansa de decir pero que ninguno cumple, la segmentación de audiencias, el célebre “Nicho”. Finalmente, la TDT ha resultado ser una falacia que se nutre de las reposiciones de programas vistos mil y una veces y los nichos son casi inexistentes. Por otra parte, el horizonte visionario de las más altas esferas de los medios televisivos, siguen defendiendo un sistema de medición de audiencias que hoy en día no tiene sentido. La salvaje irrupción de las redes sociales, y las emisiones en diferido a través de las propias webs u otras plataformas, apenas se tienen en cuenta, y en el caso de “El Ministerio del Tiempo” estas son notables llegando casi a igualar a la audiencia tradicional en alguna ocasión.
Mientras la situación de nuestra ficción no está en su mejor momento, otras apuestas como Gran Hermano Vip siguen resultando exitosas. Si nos remontamos a los principios de los medios de comunicación –informar, formar y entretener- las series cumplen dos de esos objetivos, siendo “El Ministerio del Tiempo” capaz de ilustrarnos en historia a la vez que nos hacen amena la noche. Por supuesto los espectadores de realities y demás programas de dudosa reputación, tienen su derecho a verlos; pero también se debería salvaguardar la cultura, aunque esta goce de menor audiencia.
Se trata, por tanto, de acercar la televisión a todo el mundo, y para ello hay que apostar por los nichos y las ficciones temáticas, siendo una pena que apuestas como “Crematorio” de Canal+, con una indudable calidad, se quedasen solo en anécdotas. Huelga decir que yo no soy trabajador de la serie protagonizada por Rodolfo Sancho, Aura Garrido y Nacho Fresneda, pero sí que la respeto profundamente, por ser pioneros y por atreverse a crear un producto diferente, y por ello tiene todo mi apoyo y el de una legión de seguidores que esperamos que nos regalen más episodios y que animen a otros creadores a parir ficciones como las suya.