‘Un amor entre dos mundos’ es la clásica historia de amor entre dos personas que por circunstancias, no pueden relacionarse libremente. En esta ocasión algo más fuerte por naturaleza que la diferencia social, económica o la rivalidad entre familias se opondrá a la unión de los jóvenes: la gravedad.
Un amor entre dos mundos: Trailer
Un amor entre dos mundos: Sinopsis
En un mundo donde coexisten dos planos opuestos, cada uno con su propia gravedad, un niño llamado Adam(Jim Sturgess) que vive “abajo”, en el plano empobrecido, y una niña, Edén (Kirsten Dunst) natural del plano rico o “arriba”, se conocen en las montañas, uno de los pocos puntos naturales en el que las dos realidades casi se unen. No sólo la gravedad de cada plano les separa, sino también la sociedad que mantiene que relacionarse con personas del plano contrario está estrictamente prohibido. Aun así, ellos inician un noviazgo hasta que un día son descubiertos. Edén, en su huida hacia su realidad, sufre un grave accidente y Adam, es separado de su familia y encerrado durante nueve años como castigo.
Tras cumplir condena, Adam se gana la vida arreglando cosas en un humilde taller. Por supuesto, no ha conseguido olvidar al que ha sido su único amor. Pero por casualidad, descubre que Edén trabaja en el edificio de “Intermundo”, un enorme rascacielos que une los dos mundos y en el que ciertas relaciones laborales entre empleados de distintos planos está permitido.
Un amor entre dos mundos: Crítica
Muchas películas han tratado el tema del amor entre individuos de distintos mundos. El ejemplo más clásico lo podemos encontrar en “Romeo y Julieta” y cualquiera de sus muchas versiones. Pero también ha habido otras películas que hablaban directa o indirectamente sobre la imposibilidad de que dos personas lograsen estar juntas. ¿Los motivos? Incompatibilidades del medio vital (“La Sirenita”); inexistencia de los dos seres en el plano terrenal (“Ghost”); o diferencias genéticas (“Gattaca”), son algunos de los cientos de ejemplos.
“Un amor entre dos mundos” destaca por la originalidad del universo en el que se sitúa la historia. Un universo lleno de caprichosas leyes físicas en el que coexisten dos planos enfrentados, uno encima y el otro debajo, que atraen hacia sí todos los objetos y seres que son naturales de los mismos. Un ejemplo: Si nosotros estuviéramos viviendo en ese universo y ahora mismo hubiera con nosotros en la misma habitación una persona del plano contrario, esa persona caminaría por nuestro techo cabeza abajo. De no haber techo, la persona caería hacia arriba, como los políticos de este país, hasta que llegase a su plano donde se estamparía sin remedio, a no ser que algo, como un paracaídas amortiguara su caída.
A Juan Solanas, sin duda le gustan las historias de amor diferentes. Así en su premiado corto “El hombre sin cabeza” (2003), el cual también dirigió, podíamos ver a un hombre que vivía en una peculiar ciudad industrial, preocupado por comprar una cabeza que ponerse para llevar al baile a la chica de la que estaba enamorado, la cual no carecía de ella. En aquel corto también se sucedían extraordinarias e inquietantes imágenes de una ciudad industrializada bañada de un toque onírico.
Ahora, con un presupuesto de sesenta millones de dólares, Juan Solanas ha logrado crear un mundo visualmente espectacular, lleno de inquietantes planos de un mundo industrial y decadente abajo, y una próspera ciudad de rascacielos iluminados arriba. Resulta realmente asombroso que “Un amor entre dos mundos” sea capaz de crear semejantes imágenes, las cuales, tienen la facultad de transportarnos a una realidad tan extraña, y transmitirnos la sensación de ser algo así como exploradores espaciales. Suena raro ¿verdad? Pues ya me contaréis que sentís cuando Adam niño se sube a una montaña donde justo encima hay otra montaña invertida y entre las dos una espectacular tormenta de nubes y nieve.
Seguramente habrá bastantes personas que queden descontentos con la película. “Un amor entre dos mundos” cuenta con una historia de amor sencilla con unas pinceladas de acción en un entorno visual muy complicado, y todo, dentro de un marco de ciencia ficción. Esto se traduce en que, en esencia, es una película romántica, cosa que no toleran demasiado bien los amantes de la fantasía y la ciencia ficción pura y dura, los cuales, son más flexibles si el argumento principal tiene que ver con conspiraciones secretas influenciadas por entes alienígenas, profecías, elegidos, personas normales que de pronto descubren que tienen poderes y lideran a la humanidad hacia la rebelión… y que demás esos argumentos poco o nada tengan que ver que ver con el romanticismo, salvo que el protagonista pringado tenga la oportunidad de acabar con la tía buena “chachi” que va enfundada en cuero, o directamente, va casi en cueros.
Un amor entre dos mundos: Conclusión
“Un amor entre dos mundos”, merece la oportunidad de ser vista en la pantalla más grande que conozcamos para disfrutar de un mundo de ciencia ficción y fantasía en el que se desarrolla la historia de amor, que por otro lado, no es para nada pastelera. La película tiene elementos y enigmas suficientes como para mantener la atención de aquellos que no les interese el romance. No es una película que haga una profunda mella, pero sin duda es una película suficientemente interesante como para mantenernos atentos y expectantes el tiempo que se proyecta.