Javier Bardem y Ben Affleck
Portada to the Wonder

To the wonder: Crítica de la película de Terrence Malick

La sinopsis de “To the Wonder” bien podría pertenecer a la nueva película de Woody Allen, Judd Apatow o incluso los Hermanos Farrelly, pero que nadie se espere una comedia romántica al uso ni escenas de enredo. “To the wonder” es la última película de Terrence Malick, adalid de los “directores autores” que encandiló a la crítica y desesperó a la audiencia por igual con su última película “El árbol de la vida”.

To the Wonder: Trailer

To the Wonder: Sinopsis

 Cartel de To the wonder
Cartel de To the wonder

Neil (Ben Affleck) es un escritor fracasado cuyo matrimonio con Marina (Olga Kurylenko) pasó por tiempos mejores. Ya no tiene tanta complicidad con ella ni se lleva tan bien con su hija Tatiana (Tatina Chiline). Justo entonces se reencuentra con Jane (Rachel MacAdams), un antiguo amor de juventud… que pondrá todo patas arriba.

To the Wonder: Crítica

“¡Oh! ¡Qué encuadres hace Malick!” “A mí es que el montaje pausado de Malick me pirra” “Quítame los huevos fritos, pero no me quites la dramaturgia de Malick” Comentarios como estos se escuchan por doquier entre la parroquia cinéfila cada vez que el bueno de Terrence Malick estrena película. En paralelo, el resto de los mortales sueltan algún “Menudo plasta de tío el Malick éste” o “Vete a aburrir a tu casa, viejo”.

Vamos, que no se le podrá negar al hombre que tiene una virtud imprescindible para considerarse un genio: No deja indiferente a nadie. Además, todo lo que envuelve a su obra es, digamos, particular: Se pasó veinte años sin dirigir nada (supuestamente porque no encontraba inspiración), ahora va a dos pelis por año, no concede entrevista alguna, sus guiones se basan literalmente en historias personales y crea las películas en la sala de montaje (aunque eso suponga llevarse por delante la interpretación íntegra de Rachel Weisz, como ha ocurrido en esta película). El niño bonito de los festivales de cine moderno, vamos.

Olga Kurylenko y Ben Affleck.
Olga Kurylenko y Ben Affleck.

Lo malo de estos “directores estrella” es que resulta imposible ir a ver sus obras sin algún prejuicio, sea bueno o malo. Si a eso le sumas que sus películas son bastante herméticas y ambiguas (en el sentido de que crean un mundo muy específico pero dejan mucho campo a la interpretación), la experiencia termina siendo muy particular y, en consecuencia, difícil de analizar en términos racionales.

En mi caso, he de decir que la película me llegó. Me interesa este Malick que parte de una historia de amor sencilla y reconocible mucho más que el que cuenta historias épicas y grandilocuentes tipo “El nuevo mundo”. Me gusta su tono de historia íntima y me arrastra su estructura narrativa deslavazada, porque me llega a dar la sensación de que es una película que se narra como si fuera un recuerdo, y creo que eso funciona muy bien a la hora de contar una historia de amor. Me transmiten mucho sus pausas narrativas, y me emocionan los personajes, incluso aunque parezca que a Ben Affleck aún no se le ha pasado el efecto del dardo tranquilizante que se chutó para interpretar “Argo” (Ben Affleck, 2012). Me conmueve la fragilidad de Olga Kyurilenko, que demuestra ser una pedazo de actriz muy por encima de su imagen de tetas con patas que mostró en “007: Quantum of Solace” (Marc Forster, 2008) e incluso empatizo con ese párroco lleno de dudas que interpreta Javier Bardem, haciendo eso que sabe hacer tan bien él de encarar personajes que contradicen de lleno su anatomía.

Ben Affleck y Rachel McAdams
Ben Affleck y Rachel McAdams

Salí de ver “To the wonder” contagiado de su ritmo narrativo, innegable señal de que había interiorizado la película, que a fin de cuentas es lo que pretende. Desconozco si mi sensación será general o serán más los que acaben aburridos ante tanta postal y tanta miradita. Tan respetable es una opinión como la otra pero si me lo permitís, y tenéis cuerpo de ver una película así, os recomiendo que le deis una oportunidad. Si sale bien, os aseguro que la experiencia merece la pena. Y si sale mal habréis visto en pantalla grande la irrebatible belleza de Rachel MacAdams y podréis rajar a gusto de un director sagrado, Terrence Malick. No es poco, oiga.