Entrevistamos a Terry Gilliam, director y escritor de la película “El hombre que mató a Don Quijote”. Nos habla sobre las aventuras y desventuras de una producción que parecía estar maldita.
Entrevista a Terry Guilliam
Pregunta: ¿Por qué quiso llevar El hombre que mató a Don Quijote al al cine?
Terry Gilliam: No lo sé. He sido una víctima. Una víctima de un libro precioso. (Risas). Una vez que lees algo que te inspira y que engancha, es como una enfermedad, en algún momento tienes que pasar por un proceso de quitarte la enfermedad del cuerpo.
P. ¿En algún momento pensaste que no llegarías a ver tu película en el cine?
Sí, especialmente hace un par de semanas en Cannes. (Se ríe). (El exproductor Paulo Blanco intentó impedir su proyección). Hemos tenido esta batalla hasta el final. Incluso cuando teníamos la película terminada no sabíamos si se iba a proyectar en las salas. Siempre hay sorpresas en este camino con esta película (Ríe).
P. Después de tantos problemas y tanto tiempo, ¿se ha convertido en el propio Don Quijote luchando contra los molinos de viento? ¿Se ha sentido así?
T.Sin duda te identificas con el personaje un poco más. El Quijote es un personaje muy peligroso para incluirlo en una película, te hace adicto. Es una mala droga. (Ríe).
P. Orson Welles también encontró multitud de problemas para llevar el personaje a la gran pantalla. De hecho no logró acabar su película. ¿Cree en las maldiciones cinematográficas?
Sí, no lo sé. Llegó a ganarse la reputación de que era una película maldita. Hacer el el quijote es la muerte. Puede ser porque Orson Welles fracasó en su intento de hacer la película. Lo poco que vi tenía ideas muy interesantes, así que pensé que tenía que acabar la mía porque soy un gran fan de Orson Welles, así que, como él no pudo acabar la suya yo tenía que acabar la mía. (Ríe).
P. La película clausuró el festival de Cannes, ¿cómo fue su acogida?
T.Fue una locura. Estuvieron aplaudiendo durante veinte minutos. Llegó a tornarse muy aburrido, yo decía: “me tengo que ir a dormir” (hace gesto de mirar el reloj e imita los aplausos) y seguían, y seguían. Parece ser que fue la ovación en pie más larga de la historia en Cannes. Yo me quería ir a dormir (ríe).
P. ¿Qué es lo que más le atraía del personaje de Don Quijote y por qué cree que sigue teniendo tanto gancho después de tantos siglos que se escribiera y le diera forma Cervantes?
T.Los locos son muy importantes para el mundo, los lunáticos son importantes, la gente que no ve el mundo de una forma normal son muy importantes. En eso consiste. Está perdido en un mundo de caballería, romance, belleza, grandes actos, trata de hacerlo todo y fracasa constantemente pero sigue volviendo. Creo que su resilencia es lo que le hace tan importante. Le tumban y se levanta, le tumban y se levanta, y creo que esa es su cualidad más admirable.
P. ¿Faltan aventuras así en la literatura actual con personajes con tanto gancho?
T.Si alguien quiere hacer su versión de Don Quijote, adelante. (Ríe) Yo ya he terminado la mía (Ríe).
P. ¿Qué aportan Johnathan y Adam a la pareja de Quijote y Sancho?
T.Son brillantes. Son como Laurel y Hardy (El gordo y el flaco).Forman una pareja fantástica. Johnathan es tan escandalosamente divertido, sorprendente y dramático… Adam es un gran “reactor”. Es un gran actor pero su verdadero talento es reaccionar. Johnathan hace algo “¡pum!” y Adam reacciona. Los dos juntos son un fantástico dúo cómico. ¡Genial!
P. En un principio Sancho iba a ser interpretado por Johnny Depp. ¿Se imagina ahora algún Sancho que no fuera Adam?
Adam es perfecto. El guión era distinto cuando estaba Johnny y el guión con Johnny y Johnathan estaba desequilibrado, pero con Jonathan, Adam hace el equilibrio perfecto. Ahora es una película mejor que la que iba hacer hace veinte años, mucho mejor.
P. Si pudieras volver al pasado y darte un consejo antes de empezar esta producción ¿cuál sería?
T.Es una pregunta muy difícil. Nunca pienso en el futuro y nunca pienso en el pasado, siempre estoy concentrado en el presente. Siempre les digo a los jóvenes cineastas, incluso hace veinte años: paciencia, paciencia, paciencia. Eso es todo. (Ríe).