Entrevistamos al actor Antonio Banderas y al director Gabe Ibáñez por el estreno de “Autómata”. Una apuesta arriesgada de nuestro cine por la ciencia ficción que nos dejará asombrados por sus efectos especiales y su fotografía.
- Los robots de “Autómata” son reales. ¿Por qué decidisteis llevarlos a la gran pantalla de esta manera? ¿Quién los desarrolló? ¿Teníais alguna premisa en mente de cómo queríais que fueran? Y ¿cuál fue vuestra reacción al verlos por primera vez?
Gabe Ibáñez: “En este caso el proceso de creación del guión de la película y su desarrollo visual se realizaron al mismo tiempo. Es decir, al mismo tiempo que yo escribía la película la empresa Usert38, una empresa de diseño, estaban desarrollando los robots. Tengo la sensación de que un guion de ciencia ficción se tiene que explicar con una base visual, por lo que hay que darle forma al mismo tiempo, ya que sino es muy difícil. Construir la atmósfera de ese futuro era muy importante para mostrarle a los productores cómo es ese futuro del que le estas hablando. Luego, una vez terminado el guion, había que tomar una segunda decisión ya que estos robots son los coprotagonistas de la película. ¿Nos podíamos desarrollar los robots en digital? Seguramente no, ni a nivel económico ni a nivel de dirección. No era factible que esos robots aparecieran cinco meses después del rodaje, que es cuando comienza el proceso de postproducción, ni que Antonio rodara todas esas escenas del desierto solo. Entonces decidimos construirlos reales, con un técnica muy de vieja escuela, que además describe el tipo de cine que nos gusta y la ciencia ficción que se hacía en los 60 y los 70. Un cine mucho más basado en los conceptos y en el planteamiento filosófico, dirigido a un público más adulto. El resultado final con los robots funcionó muy bien, se establecía una relación entre los personajes: el robot físico, de tamaño real que tenía tras sus movimientos y gestos unos marionetistas, y los actores. Por ejemplo la secuencia del baile no hubiera sido posible de otra manera, no sólo porque no existiera la capacidad física de bailar con el personaje sino porque en las semanas previas al rodaje de la escena Antonio ya había compartido momentos con Cleo. Cleo llegaba todas las mañanas al rodaje con nosotros, adquiriendo así cierta entidad de personaje. Esa empatía que los humanos creamos casi de forma innata con los robots, aunque sepamos que estamos ante muñecos llenos de cables”.
Antonio Banderas: “Mi primera impresión al verlos fue entusiasta. Gabe me iba enviando fotos de las primeras pruebas que se iban haciendo del prototipo. El prescindir del uso de la computadora, en ese aspecto del desarrollo de los robots, nos venía muy bien para darle ese regusto sesentero. Nosotros no queríamos competir en ningún momento con Hollywood, no queríamos robots que saltarán en la película de tejado en tejado, queríamos unos electrodomésticos antropomórficos que en un momento dado desarrollan un nivel de conciencia importante. Y eso nos gustaba. En vez de verlo como un obstáculo, lo vimos siempre como una ventaja y con eso trabajamos. Desde el punto de vista del actor, tener un ser delante que será el que comparta finalmente escena contigo resulta muy atractivo -aunque durante el rodaje siempre había dos marionetistas con el robot y un tercer miembro del equipo controlando los gestos por control remoto-. Las personas que me daban al réplica estaba tras las cámaras, pero colocamos unos altavoces en los robots para sentirme más cercano en el trabajo con ellos. Al final “Autómata” se convirtió en un juego apasionante”.
Gabe Ibáñez: “Aún recuerdo el día en que me llamaron del taller para decirme que habían ensamblado el primer robot. Recuerdo que llegué allí, había un montón de gente trabajando y un robot colocado en una esquina. De repente alguien del equipo ajustó algo y el robot levantó la cabeza y encendió los ojos. Evidentemente sabíamos que no estaba vivo pero tuve una sensación extraña, como si viera nacer un hijo.
- Y ahora ¿dónde está Cleo?
Antonio Banderas: “En mi casa… (risas) Bueno, mejor dicho en mi oficina de Málaga”.
- Siempre se comenta eso de que el cine español se tiene que acercar al público pero ¿hasta que punto el público no se tiene que acercar también al cine español? Ya se les está ofrenciendo el cine que demanda con títulos como “Autómata”. ¿Qué opinión teneís al respecto?
Antonio Banderas: “Por una parte existe un tipo de cine que la historia ha denominado como comercial que evidentemente va en busca de las grandes masas pero nosotros pensamos que también tiene que existir un cine con cierto nivel de riesgo porque además abren espacios nuevos que luego pueden ser ocupados por otros. El cine español durante muchísimos años ha tenido los ojos cerrados a determinados géneros. El género de terror empezó a desarrollarse de repente hace unos quince años con bastante éxito. Se dieron cuenta las distribuidoras y productores españoles que ese tipo de películas eran accesibles. Pero el cine de ciencia ficción siempre se ha identificado a los grandes presupuestos y creo que con esta película hemos demostrado que sin tener unos presupuestos extraordinarios, supliendo la financiación con montañas de creatividad, sacrificio y esfuerzo, se puede hacer un trabajo muy digno y que puede competir perfectamente y en igualdad de condiciones con otra cinematografía. A esto le añadimos nuestra visión europea de cine más reflexivo y de autor, menos empresarial como el de Hollywood. Nosotros hemos intentado en esta película combinar lo mejor de cada lado, un poco una metáfora de lo que llevo haciendo en mi carrera toda la vida, coger un cine de género que sólo se practicaba en los Estados Unidos e insertarle una manera de pensar más europea. ¿Encontrará su público? Nosotros pensamos que sí. A nivel internacional hay un público muy fiel que sigue el género de la ciencia ficción y pensamos que en España también existe. “Autómata” además puede abrirse hacia un público más general porque en realidad su transfondo es una crítica al presente que estamos viviendo. Los problemas que suceden en la película ya están sucediendo en la actualidad. Los muros que se establecen en la película entre los ghettos y los ciudadanos de cierto nivel adquisitivo ya existen, los vemos cada vez que intentan saltar la valla un montón de subsaharianos. La violencia cada vez ha ido bajando más de edad, los niños empiezan a matar, lo hemos visto en los periódicos el otro día. Ciertos temas que se plantean en la película son presente absoluto en nuestros días. Esto puede generar interés y aportar algo nuevo el cine español. Evidentemente se trata de un reto, algo que en su momento supuso el cine de Almodóvar.
- El arriesgado look del personaje de Jacq Vaucan en “Autómata” ¿ha sido una idea de Jason Statham?
Antonio Banderas: “No, parte de algo mucho más serio (risas). Las primeras conversaciones que surgieron sobre el aspecto de Jacq Vaucan tenían que ver con la salubridad pública y los lugares que tenía que visitar, en concreto el submundo al que acaba accediendo. Llegamos a la conclusión de que, en un momento determinado de su vida, decidió afeitarse completamente la cabeza. Luego también entraron en juego otras consideraciones que tenían que ver con el aspecto físico y con la relación posterior de mi personaje con los robots, un acercamiento entre mi aspecto físico y el de las máquinas. Un día llegué al set de rodaje decidido y les dije que me raparan prácticamente al cero”.
- El mismo día de su estreno en Estados Unidos la película se filtró en Internet. ¿Cómo veis la relación entre la industria del cine e Internet?
Gabe Ibáñez: “Yo creo que estamos adaptándonos aún a las nuevas tecnologías y finalmente habrá un tiempo en que lo haga. Por un lado la legislación tendrá que ir cambiando para proteger los derechos de autor y por otro la industria tendrá que adaptarse a las nuevas formas de consumo. Una nueva forma en la que los contenidos se paguen y se adquieran de otras maneras. Lo que nunca funcionará es el considerar que la cultura tiene que ser gratis”.
Antonio Banderas: “Yo lo estoy viviendo continuamente en Hollywood, donde existe una lucha activa de los grandes estudios en este tema de la piratería. El cine a nivel mundial está perdiendo entre un 5% y un 11% de público anualmente. El cine, tal y como lo entendemos, está herido de muerte. “Los Mercenarios”, por ejemplo, tuvo diecisiete millones de descargas. El problema es que los políticos no quieren hacer nada por miedo a la pérdida de votos ya que es una medida muy impopular. Pero vamos, si seguimos en esta línea, al cine le quedan dos décadas ya que tarde o temprano se parará la producción cinematográfica”.