Jean Reno, actor protagonista, y Gerardo Olivares guionista y director de la película, presentaron “4 latas”. En la entrevista hablan sobre el rodaje, las experiencias pasadas, la libertad que te regalan esos vehículos que, como el cuatro latas de la película, acaban siendo especiales para sus propietarios.
Entrevista de 4 Latas
Gerardo, ¿este puede que sea tu proyecto más personal?
Gerardo Olivares: Sí, sí, este es mi proyecto más personal porque al final son mis experiencias en el desierto, ¿no? Mis vivencias en el desierto durante todos estos años que viajé por él y de alguna manera casi todo lo que está en la película lo he vivido yo, en cierta manera. Entonces, siempre en ese sentido, sí es de mis proyectos más personales.
Jean, tengo entendido que le as animado a hacer esta película. ¿Cuándo surgió la historia y le empujaste antes a hacerla?
Jean Reno: Estábamos en Austria haciendo hermanos del viento y me contó. Y entonces le dije: “venga vamos a hacerla” y entonces la escribió. ¿En un año y medio o algo así? (Pregunta Gerardo) Y como era una gran aventura, ¿cómo no iba a hacerla? Para mí es una cosa formidable… Salir a viajar… Viajar con uno mismo, con otros y con uno mismo. Porque el desierto te empuja a viajar contigo, a preguntarte muchas cosas. No es anodino, es una presencia el desierto. Es una presencia importante. La película es una comedia pero el desierto es una presencia importante y filosófica.(Risas)
¿Pensaste es el personaje de él desde el principio entonces?
G. Cuando Jean me dice: “si la escribes yo te la hago”, en cuanto acabé de rodar me puse a escribir y ya el personaje era Jean Pierre. Ese personaje está escrito para Jean.
En la película el personaje deEnriquehace una reflexión sobre lo que es la libertad. Para vosotros, ¿qué es la libertad? ¿Qué significa la libertad?
G. Que te abran la jaula y salr volando es la libertad (risas). Para mí la libertad es ser dueño de tu tiempo, tu de tu vida, ser tú. Yo es lo que llevo persiguiendo desde hace muchos. El ser libre. Por eso viaja también.
J. Sí, sí, poder trabajar por todos lados. Poder llevar a mi familia y trabajar por todos lados. Eso siempre ha estado en mi cabeza. Yo nací en África, me mudé etcétera, etcétera. Para mí es muy importante. A veces es difícil para los otros de entender, porque no saben no sabe exactamente dónde estás y te van a poner una etiqueta, que siempre me la quito porque se levanta con el viento, ¿no? (risas). Eso para mí es la libertad. Tengo que irme para volver también, pero tengo que irme. Y si me ponen las esposas estoy muy mal, muy mal. La idea de no poder irme o llevar mi familia me mata. La película es una comedia (risas) pero también hay un emigrante y es la misma cosa: la posibilidad de moverse de irse, de moverte, etc.
¿Hay algún proyecto en el que hayáis participado en el que os sintierais atrapados en ese rodaje o en esa situación?
G. Un rodaje siempre es intenso, es duro, y es complicado. Si este rodaje te lo llevas a un entorno como el desierto pues lo hace todavía más duro. Pero es como también te lo tomes para mí este rodaje es una experiencia poder volver a trabajar o con Jean, con Hovik, con Susana… y al final éramos una familia. Terminábamos de rodar, nos íbamos a la ducha…
Me refería a que si en algún proyecto que os hayáis sumergido, que os habéis involucrado, si ha resultado muy tedioso y estabais deseando como pillar esa libertad.
G. Para mí no porque todas mis películas son muy personales. Ahora sí que es cierto que después de dos meses rodando hay un momento en que, ya claro dices tú: “bueno a veces lo cierro, lo cierro bien y salgo a volar”
J. Sí, “El gran azul”. “El gran azul”, antes de hacerlo, hace años, ¿no? No encontrábamos el otro actor. Yo estaba con Luc Besson y no encontraba el otro actor. Cada día pensábamos que se iba a parar esa aventura que fue “El gran azul”. Es terrible sí, no poder hacerlo.
Todos tenemos como un coche al que tenemos especial cariño porque nos ha marcado la vida. El día que lo llevas al chatarrero hasta lloras. ¿A vosotras os ha pasado con algún coche vuestro? ¿Os acordáis con especial cariño de alguno?
G. Yo con el SEAT PANDA cuando fui en el año 90 a la frontera con Mali con el SEAT PANDA… Ese coche para mí era un coche muy especial porque fue el primer coche que me llevó al gran desierto del Sáhara, donde yo descubrí ese mundo que tanto me ha dado. Entonces cuando volvimos de ese viaje y se lo di a mi hermana, y mi hermana se lo llevó se me cayeron las lágrimas (Risas). Pero no les tengo yo mucho apego a las cosas materiales tampoco. es
J. Yo aprendí eso. Aprendí a no unirme mucho a cosas materiales. Lo aprendí con el cantante Johnny Hallyday que era un amigo mío, se murió hace un año y medio. ¡El primer coche rápido que tuve! No vamos a hablar marcas. ¡Parecía un avión! De joven me sentaba dentro y pensaba ¿Este coche es el mío? Después ya se fue la cosa material. Hay que evacuar las cosas materiales. Muy importante. Recuerdo que cuando le dije a Johnny Hallyday que me había comprado un coche así, me miró y me dijo: Yo tuve siete. (Risas). Y yo le dije: Me cago en tu padre. (Risas).
G. ¿Sabes lo que les pasa a los coches, porqué se le toman tanto cariño? Porque un coche al final forma parte de ese momento de tu vida. Es el que te permite moverte, irte por ahí con tus amigos, hacer el cafre… No sé, a lo mejor los primeros besos…
J. Pelar la pava…
G. Pelar la pava… Son muchas vivencias que al final están simbolizadas en ese coche. Por eso, la gente cuando va a la feria de autos clásicos -estuvimos nosotros este fin de semana con el 4 latas que lo pusimos allí en la feria del automóviles clásicos- cuando íbamos caminando oías a la gente de nuestra generación diciéndole a su hijo: ¡Mira! ¡Este es el coche con el que yo me iba a tal sitio! Entonces son muchos recuerdos lo que te viene.
La película es una road movie que tiene de todo pero vosotros también habéis vivido vuestra propia road movie allí, ¿no? ¿Cómo ha sido la aventura de este rodaje? Grabar en Marruecos en áfrica en las islas canarias… Tenéis que haber vivido mucho, ¿no?
J. Un gran viaje. Rodamos también en un barco. (Pregunta a Gerardo) ¿Te acuerdas cuando se va la tierra y te vas con el barco? Es un momento muy fuerte. Una gran aventura humana y también propia, viendo cosas increíbles que no te imaginas. Fue un momento formidable, formidable.
G. Yo recuerdo cuando íbamos en el barco de Gran Canaria a Fuerteventura, que tú estaba apoyado en la barandilla y me decías: Me estaba acordando cuando me fui en barco de Casablanca a Francia y se quedó toda mi vida ahí detrás.
J. Sí. Mi madre se había muerto ya, y mi novia y mi padre que estaba al lado, se iban haciendo pequeños y pequeños y pequeños mientras me iba… ¡Ay! Se te parte el corazón y te cierras. Te duele mucho y lo metes para adentro y después lo vas a sacar veinte años después.
G. ¡Ahí te emocionaste!
J. Puff. Eso es un dolor como con una espada que te meten ahí.
G. Sí. Te vino todo.
J. Si… Si… ¡Es una comedia! ¡Es una comedia! (Risas). Hay pájaros, hay nubes, ¡hay de todo! ¡Muchachas! (Risas)
Una comedia que os ha tocado el corazón.
G. Eso es formidable. Con Gerardo de todas formas hay muchas cosas humanas. Siempre. Recuerda lo que te digo.