En forma de melodrama Phoenix acerca al espectador una de las muchas realidades truncadas que el nazismo y el Holocausto dejó tras de sí: las de los miles de judíos que, una vez liberados de los campos de concentración, quedaron a la deriva entre un pasado que había desaparecido y un futuro al que todavía no eran capaces de hacer frente.
Sinopsis de la película Phoenix (2015)
Argumento: Nelly (Nina Hoss) es una superviviente de Auschwitz que vuelve a Berlín para curarse de las heridas que sufrió en el campo de concentración y que desfiguraron su rostro. Con su cara “recreada”, su amiga Lena (Nina Kunzendorf) le anima a que comience una nueva vida en Palestina como el resto de judíos que conocen, pero Nelly quiere encontrar a Johnny (Ronald Zehrfeld), su marido, para juntos retomar su vida en Berlín. Cuando por fin lo encuentra Johnny no le reconoce pero sí le propone un plan: hacerse pasar por su esposa, a quien cree muerta, y poder así reclamar su herencia.
Crítica de la película Phoenix (2015)
Phoenixes un viaje emocional hacia las necesidades de una protagonista, Nelly, y de un país, Alemania que, tras la guerra, necesitan descubrir de nuevo su lugar en el mundo y encontrar una forma de relacionarse y enfrentarse a él. La de Nelly es una historia de pérdidas: la de sus familiares fallecidos, la de los amigos que le traicionaron, la de su hogar destruido, la de su propios rasgos… es la pérdida de una toda una vida y, con ella, las posibilidades que tenía ante sí.
Articulada de forma delicada y pausada, la película de Christian Petzold destaca al mostrar, desde un acercamiento psicológico basado en pequeños detalles de gran significancia, el proceso de reconstrucción de Nelly que, además de tener que reaprender a ser persona (a destacar la secuencia en la que la protagonista vuelve a coger unos cubiertos) y a convivir con una nueva piel y sentimientos, se ve obligada por sus circunstancias emocionales a dejarse moldear por quienes la rodean. Encontrándose el largo nudo dramático en la necesidad de Nelly por encontrar a su marido y en su obsesión por mantenerse a su lado a cualquier precio, Phoenix funciona al describir el viaje de una mujer que, despojada repetidamente de su dignidad, comprende y descubre una sociedad que no está interesada en afrontar su pasado más oscuro, sino que utiliza a las víctimas como forma de expiación o de beneficio personal. Así, Nelly es en realidad un objeto en el que los demás intentan encontrar lo que esperan ver (una forma de ganar dinero para Johnny, de consuelo para los amigos comunes o la fuerza que Lena necesita para poder seguir adelante). Solo el tiempo puede demostrar que el pasado, como el rostro de la protagonista, ya no puede repetirse: ni Nelly es ahora la misma ni lo que le rodea es ahora igual.
Con unas interpretaciones que funcionan como gran pilar sobre el que crear la verosimilitud de este melodrama (gran trabajo el realizado por la pareja que forman Hoss y Zehrfeld, que repiten con el director alemán tras Bárbara– 2012), Phoenix recoge las formas tradicionales del género. Centrando en todo momento la atención del espectador en la historia, Petzold se vale de una puesta en escena cuidada aunque discreta en la que los sonidos (sobre todo música y voz) y los espacios (como el apartamento de Johnny, que aprisiona a su mujer por fuera y por dentro) cobran una importancia especial dentro del argumento.
Galardonada con el Premio Fipresci en el Festival de San Sebastián, la adaptación de la novela de Hubert Monteilhet Le retour des cendres resulta un emocional retrato de una sociedad enmascarada por sus propias incapacidades y sus propias mentiras que conectará con el espectador por su dramático argumento, capaz de demostrar que tiene más en común de lo que parece a simple vista con el mundo actual.