La película ‘El jugador de ajedrez’, dirigida por Luis Oliveiros, llega en plena semana de la “fiesta del cine” para atraer a las salas aquellos espectadores más fans de la serie “Amar en tiempos revueltos” que a los amantes del buen cine.
Crítica de la película ‘El jugador de ajedrez’
El jugador de ajedrez no es más que un capítulo largo de ‘Amar en tiempos revueltos‘ o ‘Cuéntame como pasó’. Producto televisivo más que digno para entretener una sobremesa y quitarle algo de audiencia al cotilleo de ‘Sálvame’, pero que lamentablemente no puede competir en cartelera de tú a tú con otros títulos de primera línea. De un planteamiento más que pobre y de un clasicismo que se presupone ya superado en nuestro cine, llega esta propuesta del director Luis Oliveros cuyo guión firma Julio Castedo, autor también de la novela en la que se basa.
La película nos presenta a Diego Padilla (Marc Clotet) durante los últimos minutos de una decisiva partida de ajedrez, por la que será proclamado campeón español en 1934. Allí conocerá a su futura mujer, una periodista francesa llamada Marianne Latour (Melina Matthews) que quedará hechizada por el poder que Padilla ejerce sobre el tablero. Tras el estallido de la Guerra Civil el matrimonio se verá obligado a exiliarse en Francia junto a su hija pequeña. Pero al producirse la ocupación de los nazis en el país galo, Padilla será acusado sin motivos aparentes de ser un espía y terminará encarcelado en una prisión de la SS, donde intentará sobrevivir aprovechándose de la afición por el ajedrez del coronel Maier (Stefan Weinert).
Eso sí, “al César lo que es del César”, y en este caso hay que reconocer la más que loable labor de producción realizada por el equipo de la película. Aunque todo ese esfuerzo quedará diluido por una trama que queriendo resultar tormentosa y arrolladora sentimentalmente, no logra despertar la necesaria implicación del patio de butacas. La triste historia de Diego Padilla se quedará en eso, triste. Y por elementos dramáticos no será, porque tendremos de todo: una huída de los horrores de la Guerra Civil buscando cobijo en un nuevo país, Francia; el posterior arresto y encarcelación de nuestro protagonista por parte de los nazis en el país vecino; un amor en el olvido, Marianne Latour… pero como señalaba antes, quedará todo muy descafeinado. El resultado final será el de una historia de amor en tiempos de guerra que no despierta pasión ni emoción, por mucho jaque mate al que sometamos al protagonista.
Lo dicho.El jugador de ajedrez es más una película de sobremesa, como las series de televisión en las que se inspira, que una gran cinta digna de su paso por la taquilla. Eso sí, también hay que decir que durante su estreno en el Festival de Málaga el pasado 24 de marzo parece que recibió buena aceptación entre los asistentes (o eso se dice, se rumorea); aunque por otro lado, hay que destacar que la Biznaga de oro a la mejor película española de 2017 fue para ‘Verano 1993’, de Carla Simón.