‘Colonia’ es la cinta alemana que cuenta los oscuros secretos de una secta durante la dictadura de Pinochet en Chile. Emma Watson y Daniel Brühl son sus principales reclamos.
Crítica de la película ‘Colonia’
Cuarenta y cuatro años después del golpe de estado de Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende, siguen sufriéndose las consecuencias de una dictadura tan brutal como el resto, pero que el cine no ha retratado en exceso. La película Colonia representa un episodio poco conocido para el público actual. En una aislada finca se ubicaba “Colonia dignidad” una secta ultracatólica que escondía en sus sótanos las horribles torturas que los partidarios del dictador ejercían sobre los represaliados.
Florian Gallenberger elige el thriller de huida como recurso para contar la historia de un fotógrafo alemán que es capturado por los militares golpistas. De esta manera, el director opta por abrazar el género escogido sin concesiones, dejando poco espacio para la reivindicación y el recuerdo de lo que supuso la dictadura chilena. La incertidumbre sobre el destino de los protagonistas, con una tensión bien trabajada, nos recuerda en ciertos momentos a una versión descafeinada de la genial “Argo”.
Gallenberger plantea una realización de manual, muy apegada al género que está trabajando, sin ningún tipo de riesgo en su puesta en escena. Su empaque de producto de primera fila se debe al diseño de producción y la fotografía que flanquean el reducido talento del director alemán.
El reclamo principal del film son sus dos personajes protagonistas, encarnados por las estrellas Daniel Brühl y Emma Watson. Sorprende ver a dos profesionales de este calibre, sobre todo en el caso de Watson, en un proyecto de estas características. A pesar del buen hacer de los dos intérpretes, más que correcto en ambos casos, ninguno parece adecuado para el papel. A esto hay que sumar la escasa química que tienen juntos en pantalla. Daniel Brühl parece haber sido escogido por su cierto paralelismo con papeles cercanos en temática como los de “Good Bye, Lenin!” o “Salvador (Puig Antich)”. Watson, por su parte, no encaja en su rol, quizá a consecuencia de lo inverosímil de su personaje en la trama. Michael Nyqvist se encarga de dar vida al siniestro cabecilla de “Colonia dignidad”, un personaje real que sembró el terror durante la dictadura.
Colonia es una película olvidable, que funciona como thriller entretenido pero que patina como denuncia de una dictadura que hoy sigue intacta en el recuerdo de muchos, y con muchas injusticias por reparar. Ni la interpretación de Daniel Brühl, ni el reclamo de la joven Watson, pueden reparar una historia que merecía una mejor suerte y que lamentablemente no será recordada. Hacen falta más películas sobre la dictadura de Pinochet. Un momento clave del siglo XX que el cine tiene olvidado y que merece una revisión como recuerdo para sus víctimas y descubrimiento para las nuevas generaciones.