Regresa a la cartelera la familia Khan… pero en esta ocasión el marco donde se desarrolla la historia no es el barrio de Salford (Inglaterra) sino un pueblo de Pakistán. ¿Conseguirá el patriarca de la familia, George Khan, imponer su férrea disciplina a su joven hijo Sayid? La respuesta, en los mejores cines con ‘Occidente es Occidente’.
Sinopsis de ‘Occidente es Occidente’
Sayid (Aqib Khan) se encuentra en plena crisis adolescente. Tiene que soportar, por un lado, las presiones de su padre, George Khan (Om Puri), por inculcarle su cultura pakistaní a la fuerza. Por otra parte, es víctima de acoso escolar por parte de sus compañeros de colegio, quienes lo ven diferente por sus raíces, lo que agrava la situación, ya que Sayid comienza a robar y a faltar al colegio. Para intentar resolver el problema y conseguir que su hijo acabe abrazando sus costumbres en un intento por orientar su vida, George considera que lo mejor es llevárselo a Pakistán.
Crítica de ‘Occidente es Occidente’
‘Oriente es Oriente’ era una simpática comedia costumbrista ambientada a principios de los años setenta sobre las andanzas de un intolerante padre de familia pakistaní, George Khan (Om Puri), casado con una británica, Ella (Linda Bassett). Tradicional y conservador en todo lo relativo a sus orígenes y a su religión, trata por todos los medios de inculcar sin éxito sus valores culturales a sus hijos, pero ellos han nacido en Gran Bretaña y no quieren saber nada de Oriente. Este film de 1999, ganador entre otros premios del BAFTA a la mejor película británica, no parecía destinado a tener una continuación. Pero contra pronóstico, pasada una década desde su estreno, nos llega su continuación, Occidente es Occidente. En esta ocasión la batuta la lleva el director Andy De Emmony, repitiendo el guionista Ayub Khan-Din.
Aunque ‘Oriente es Oriente’ tenía una estructura cerrada, es cierto que la temática da para mucho juego y no es de extrañar por tanto la llegada de esta secuela, estrenada en su país de origen en 2010. En esta ocasión la premisa de la cinta la lleva el menor de la familia, Sayid (Aqib Khan). Su padre George, en un intento a la desesperada porque entre en razón y acepte sus tradiciones, lo manda a vivir a Pakistán con su primera mujer y sus hijas, abandonadas por el propio George en el pasado. La premisa puede llevar a pensar ‘a priori’ que situaciones similares a las de la primera película han sido trasladadas a un diferente escenario pero manteniendo el mismo esquema narrativo, obteniendo así una repetición de la original sin mayores riesgos ni pretensiones.
Nada más lejos de la realidad. Los primeros minutos de la cinta así lo hacen intuir, pero dicha ilusión se desvanece pronto. La comedia se abandona progresivamente en pos de un discurso más dramático, y lo que hubiera sido un producto destinado al mero entretenimiento, sorprende por su afán de querer profundizar en las vidas y comportamientos de unos personajes que dejaban cabos sueltos en la primera película (por ejemplo, el motivo por el que George abandona a su anterior familia pakistaní, que aquí se explica). El argumento de “Occidente es Occidente” está articulado en torno al joven Sayid como ya hemos dicho, pero él no es ni de lejos el único protagonista de la función. En este sentido toma especial relevancia el personaje del patriarca George Khan, un hombre unido a dos mundos afectivamente, a quien conoceremos en su lado más humano y le veremos incluso llorar al final del viaje (interior y exterior) que le conduce hasta la redención y la paz consigo mismo.
‘Occidente es Occidente’ no es una película redonda, e incluso en algunos momentos iniciales se torna innecesaria. La sombra de la excelente primera cinta resulta demasiado alargada como para que no diera cobijo alguno a esta secuela, sin embargo es un film que tiene vida propia por sí mismo. Repite temáticas de ‘Oriente es Oriente’ pero consigue abordarlas desde nuevas perspectivas, como la del arrepentimiento, el perdón, la madurez o el bullying. También hay que decir que pese a su abrupto montaje, el cual confiere a la cinta entre escena y escena cierta sensación de ir demasiado deprisa (teniendo en cuenta además las no pocas tramas secundarias que la película posee); consigue un adecuado ritmo que hace olvidar alguna que otra debilidad en el guión.
‘Occidente es Occidente’ de Andy De Emmony acaba resultando un raro ejemplo de cómo algo imperfecto, esto es, una secuela que no supera ni de lejos al original, puede llegar a ser una experiencia irrepetible. De esas que te alegran el día sin esperarlo.