Ágil, fresca y deshinibida; pero también hueca, tópica e impermeable a cualquier tipo de complejidad o reflexión medianamente seria. Una colección de clichés arquetípicos, que busca aglutinar todos los mantras del multiculturalismo, feminismo y márxismo pop, corrección política, y visión y estética Milleniall: Maniqueísmo y ausencia de grises al servicio de una argamasa intelectual constituida en base a eslóganes fáciles, contundentes, y precocinados. El argumento lo podría haber escrito perfectamente Leticia Dolera.
A pesar de todo, Mentes poderosas, es un perfecto entretenimiento veraniego. Para acompañar con aire acondicionado y palomitas recién hechas.
Sinopsis
Una hecatombe acaba, de la noche a la mañana, con la inmensa mayoría de la población infantil y juvenil del mundo. A los supervivientes, se les encierra en campos de concentración, y se les divide en estamentos identificados por colores, siendo los naranjas y los rojos directamente eliminados. Ruby (Amandla Stenberg), una chica perteneciente al estamento naranja, trata de huir de uno de estos campos.
Crítica
Nicolas Sarkozy, ex-presidente de la república Francesa, pronució un discurso, hace exactamente una década, en el cual hablaba del mestizaje como “El gran objetivo”; el imperativo moral que la sociedad francesa debía asumir cuanto antes, para enfrentarse a pleno rendimiento a los avatares del siglo XXI.
Quizás sea por la admiración que profeso hacia la cantautora francesa pero, en este tiempo estival, no me imagino al matrimonio, compuesto por Nicolas Sarkozy y Carla Bruni, dándose una vuelta por un gigantesco e impersonal centro comercial. Y mucho menos comprando una entrada en los multicines, para asistir a la película que aquí nos concierne. Pero en el hipotético caso de que así fuera, estoy convencido de que a Carla le aburriría soberanamente, y abandonaría la sala a mitad. A Nicolas, en cambio, le hechizaría y le satisfaría ver cómo, diez años después, su doctrina política y social, ha calado con tanto entusiasmo en las nuevas generaciones de jóvenes y en la factoría Hollywodiense.
La película, dirigida por Jennifer Yuh Nelson (Kung fu panda 2; Kung Fu panda 3), y basada en la novela de Alexandra Bracken, parece empeñada en subrayar su “receta” para un nuevo mundo en cada secuencia. No hay lugar para la disensión, la reflexión o el debate; desde luego no es la película que un profesor de Filosofía esperas que le ponga a sus alumnos en clase.
¡Ojo! No es mi intención poner en solfa las doctrinas expuestas en la cinta, y con las que mucha gente, en mayor o menor medida, se sentirá identificada – Excusatio non petita, accusattio manifiesta – pero si es mi labor recalcar, que ya puestos a ver cine panfletario, me quedo con las películas de Leni Reifenstahl (El triunfo de la voluntad; Olimpiada) y Sergei M. Eisenstein (El acorazado Potemkim; Octubre). Los dos al servicio de regímenes autoritarios y genocidas (la una Nazi y el otro Bolchevique), pero genios incontestables.
No obstante, Mentes Poderosas, es cine de entretenimiento digno, de corte comercial y hollywodiense; con secuencias solventadas con gran mérito (como la persecución a la furgoneta “Betty”); con adolescentes guapos no excesivamente repelentes, y con un diseño de producción agradable, fresco, que hace especial hincapié en los tonos pastel. La fotografía es bonita y con tendencia al acabado propio de postal. Muy en la línea del trabajo que Javier Aguirresarobe realizó en la saga Crepúsculo (Luna Nueva; Eclipse). Apunta a segunda parte.