La película de Los tortolitos es la nueva propuesta por la comedia de Netflix durante este confinamiento. Kumail Nanjiani protagoniza una delirante noche vivida a contrarreloj para intentar no ser culpable de asesinato. ¿Logrará conquistarnos? Os dejamos con nuestra crítica de Los tortolitos.
Jibran (Kumail Nanjiani) y Leilani (Issa Rae) son una pareja al borde de la ruptura. Tras cuatro años de amor, parece que la relación está llegando a su fin. No tienen nada en común y se pasan el día discutiendo.
Durante una de esas peleas cotidianas, serán testigos involuntarios de un asesinato. El miedo les invade y, creyendo que pueden ser acusados de ser los responsables, decidirán huir de la escena del crimen e intentar encontrar al verdadero criminal por su cuenta.
Un título completamente brillante nos vendrá a la cabeza cuando visionemos la nueva propuesta de Netflix. Ese título es el de la divertidísima e ingeniosa Noche de juegos, y la que nos ocupa hoy, Los tortolitos, es una imitación mala y rancia que intenta repetir éxitos basándose en la fórmula de la anterior.
Y es que una vez más llega el gran problema que persiste en las películas que presenta Netflix: la mediocridad en la gran mayoría de sus títulos. La cinta no consigue ni tan siquiera imitar dignamente a su predecesora. Y así, garantizando que cualquier título pasado con esta misma trama fue mejor: Noche de juegos, 2018; o ¡Jo, qué noche!, 1985, damos comienzo a nuestra crítica de Los tortolitos (cuyo título original es The Lovebirds).
El director Michael Showalter y el cómico Kumail Nanjiani se vuelven a reunir para intentar repetir las buenas críticas que recibieron en 2017 con la que resultó la promesa anual del cine independiente, La gran enfermedad del amor. La magia que desprendía el trabajo de este tandem parece haber llegado a su fin, y en la que nos ocupa se dedican a imitar las fórmulas manidas que usan las comedias de Netflix: un guion descafeinado, gags más que vistos e incluso desafortunados; personajes estereotipados, y situaciones explicadas hasta la saciedad.
La propuesta final resultará un producto estereotipado sobre “el ideal” de lo que ya puede considerarse un género cinematográfico en sí mismo: las comedias criminales. En esta ocasión el juego que proponen no funciona ni engancha. Además carece de la chispa y ritmo propios de este tipo de tramas.
Lo mejor de la cinta resultará la química cómica existente entre sus dos protagonistas: Kumail Nanjiani e Issa Rae. La energía que desprenden durante sus ágiles diálogos donde discuten prácticamente por todo -desde si ganarían el programa The Amazing Race (lo que en nuestro país conocemos como Pekin Express) hasta las reseñas negativas en los restaurantes a los que acuden-, serán el único motivo real de que sigas viendo la película hasta el final.
En conclusión de esta crítica de Los tortolitos de Netflix podemos decir que estamos ante la imitación floja y sin ganas de Noche de juegos (que también podéis encontrar en el catálogo de Netflix). ¿Y para qué ver una película mala que es la copia de una buena…? Si os decidís por darle una oportunidad, la cinta en cuestión se deja ver. Una propuesta más en la línea de lo que ya nos tiene acostumbrados la plataforma: películas que “ni frío ni calor” en la línea de sus últimas propuestas como las recientes La otra Missy o Coffe and Kareem.
Esta entrada fue modificada por última vez en 26 mayo, 2020 21:16
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