¡Pierce Brosnan vuelve a empuñar un arma secundado a Owen Wilson en este thriller de acción con trasfondo político que juega la baza de las situaciones trepidantes, pero se pierde en decisiones estéticas discutibles. Llega a la cartelera ‘Golpe de estado’ bajo la dirección de John Erick Dowdle.
Sinopsis de “Golpe de estado”
Jack y su familia se trasladan a un país del sudeste asiático donde su empresa le ha encargado trabajar en la depuración de agua. El país sufre una rebelión a causa de este hecho, lo que lleva a los sublevados a ejecutar a todos los extranjeros que encuentran en su camino. Los recién llegados tendrán que escapar con la ayuda de Hammond, un extraño personaje que es más de lo que aparenta.
Crítica de “Golpe de estado”
Las películas con americanos atrapados en conflictos políticos asiáticos no son nada nuevo en el cine de Hollywood. La novedad que hace distinta a Golpe de estado es la inclusión de gente, aparentemente normal, tratados como inocentes y ajenos a la problemática, de tal manera que desde el mismo guion no se nos explica de modo certero ni dónde se encuentran los personajes ni por qué están en esa situación. Aunque pueda parecer una carencia por lo poco expositivo del libreto, lo cierto es que este hecho hace que nos pongamos en el lugar de esta familia que se ve superada por la situación.
Los hermanos Dowdle construyen un relato cimentado en los sobresaltos y el suspense, materializado en la necesidad de escapar por parte de sus protagonistas. Así, desde el final del primer acto, el film se convierte en una constante huida donde el espectador acabará con taquicardia ante la persecución incesante a la que se ven sometidos Jack y los suyos. Siendo el ataque al hotel el punto cumbre, y muy bien conseguido por su ambiente opresivo, desde el cual el interés irá bajando hasta repuntar en un clímax donde las decisiones morales se tornan irrelevantes en momentos de extrema supervivencia.
Las virtudes del guion y la colaboración del espectador ante la suspensión de incredulidad hacen que los numerosos fallos del relato sean pasados por alto. Y es que por momentos, el protagonista adquiere una agilidad y fuerza propias de un deportista de elite que el perfil de Owen Wilson no cumple, como tampoco desempeña con convicción su condición de héroe de acción; algo que le queda grande, dejando en evidencia que la decisión correcta hubiese sido la de presentarle como una persona normal en todo momento, sin ciertos alardes de agente secreto que restan seriedad al conjunto. Por lo demás, el interprete no molesta en un papel alejado de su perfil cómico. El resto de la familia cumple en sus roles, con especial atención para Lake Bell en un par de secuencias finales. Por el contrario, el extraño personaje que representa Pierce Brosnan provoca cierta antipatía aunque se agradece verle de nuevo empuñando un arma, en este caso sin la clase de su ya lejano 007.
John Erick Dowdle, curtido en el cine de terror, saca a relucir su conocimiento del tempo en el suspense, creando una atmósfera inmejorable en la larga secuencia del hotel. Sin embargo, su buen hacer se pierde en decisiones estéticas que llegan a ser cargantes como el uso de la cámara lenta en momento de especial tensión, llegando a la ridiculez en algunas escenas. Su realización resulta vulgar y demasiado infantil para una trama que se presenta como adulta y que no necesita de artificios para reivindicarse a sí misma.
‘Golpe de estado’ resulta interesante como reto ante los nervios del público. Su propuesta es distinta aunque no innovadora, y se disfruta siempre que no se le busque la lógica. Sus aciertos y fallos la sitúan en un equilibrio a medio camino entre la mediocridad entretenida y la rareza de placer culpable.