‘Los miércoles no existen’ aterrizan en los cines tras arrasar durante cuatro temporadas en el teatro. ¿Funcionará ese traslado a la gran pantalla de la mano de su conocidísimo reparto?
Crítica de la película ‘Los miércoles no existen’
La película que llega esta semana a nuestra cartelera bajo el título Los miércoles no existen tiene ya un largo recorrido sobre los escenarios teatrales. Peris Romano (8 citas, 2008), su director y guionista, comenzó esta aventura dando forma a un guion cinematográfico que, tras mucho intentar moverlo por las grandes productoras sin ningún éxito, terminó convirtiendo en una exitosa obra teatral que ha logrado llenar función tras función durante cinco temporadas. La jugada le salió redonda y lo que podría haberse quedado en un guion más amontonado sobre la mesa del despacho de algún importante directivo, ha logrado convertirse, gracias a un público teatral fiel y a unos actores entregados, en un proyecto hecho realidad.
Los asiduos a la cartelera teatral madrileña conocerán la trama entrecruzada de Los miércoles no existen más que de sobra, para el resto comentaré por encima en que consiste. Patricia (María León) acaba de romper con César (Gorka Otxoa) porque es más que evidente que aún no ha podido olvidar a Mara (Inma Cuesta), su novia de toda la vida, que le dejó justo después de pedirle por todo lo alto que se casara con él. Su mejor amigo, Hugo (William Miller), está decidido a animarlo y una noche de fiesta le propone un trío con Paula (Andrea Duro), la hermana pequeña de Irene (Alexandra Jiménez), un antiguo ligue de una noche Hugo y la mujer de Pablo (Eduardo Noriega), su compañero de trabajo… –Uh! Vaya lio! Los amigos de mis amigas son mis amigos–. Y el lío de interconexiones no quedará ahí, todos los personajes de esta comedia romántica con toques musicales acabarán teniendo algún tipo relación entre ellos, la famosa teoría de los seis grados de separación quedará más que demostrada entre este pequeño grupo de personas.
La cinta, que como decimos ha funcionado a la perfección sobre los escenarios, no terminará de convencer en su versión cinematográfica precisamente por abusar de ciertos clichés que funcionan sobre las tablas pero que en pantalla no lo hacen. En este caso que la obra teatral estuviera tan ensayada y medida no ha ayudado nada al resultado final, haciendo que la película terminé por no tener presencia como un todo, con un principio y un fin como tal, lo que encontraremos serán multitud de mini escenas -unas mejor montadas que otras dependiendo de qué actores tengamos en pantalla, la química entre ellos y el guion que fundamente dicho momento- introducidas a través de absurdas rupturas temporales que alteran innecesariamente el orden cronológico de los acontecimientos. De este modo ‘Los miércoles no existen’ intentará sin éxito disfrazar la inconsistencia de su trama. Consecuencia más que evidente de todo esto, que el ritmo decaiga hasta el infinito… ¿130 min., enserio eran necesarios?
Y los minutos musicales tampoco ayudan. Incluir a modo de “presencia fantasmal” una cantante y su guitarrista con canciones desconocidas y sin nada de chispa en muchas de las escenas, al margen totalmente de lo que esté pasando en ellas, no es ningún acierto, es más, ensucia el trabajo de los actores.
Una lástima que en su conjunto ‘Los miércoles no existen’ no termine de convencer. Algunos momentos musicales, como el arranque de Maria León con ‘La Bámbola’ o la petición de mano con ‘No puedo vivir sin ti’, y algunas de sus escenas más que divertidas y frescas habrían dado como resultado final una más que digna sucesora de la grandiosa ‘El otro lado de la cama’ (2002).
