“Desenterrando Sad Hill” es un pequeño documental que cuenta la gesta de una asociación que se propuso restaurar el cementerio que se construyó para la escena final de la mítica “El bueno, el feo y el malo”. Entrevistas con sus protagonistas y datos sobre la película completan la propuesta.
Crítica
Que “El bueno, el feo y el malo” es una película grabada en la retina de todo aficionado al género y uno de los máximos exponentes del denominado “spaghetti western” es algo de sobra sabido. Lo que no todo el mundo conoce, es que está mítica aventura se rodó en España y su reverenciada escena final tuvo lugar en un remoto paraje de la provincia de Burgos. Por eso, Desenterrando Sad Hill es un documento muy interesante para acercar a los espectadores lo que supuso el rodaje de la tercera película que el gran Sergio Leone rodó en España.
Aunque el principal objetivo del documental es contar la historia de cómo una asociación decide restaurar el cementerio de Sad Hill, también hay lugar en su hora y veinte de metraje para contar anécdotas del rodaje con extras que participaron en algunas escenas, hablarnos de la vida de Leone y mostrarnos impagables entrevistas con gente tan interesante y de difícil acceso como el eterno Clint Eastwood, el compositor Ennio Morricone, el diseñador de producción Carlo Simi, el director Joe Dante, el historiador y especialista en Sergio Leone, Christopher Frayling y hasta el cantante de Metallica, James Hetfield o Álex de la Iglesia, amante del cine del director romano. Con esta plantilla, más allá del resultado final o de los medios con los que cuente la película, su visionado es cuanto menos interesante para cualquier aficionado al cine. Y es que el conjunto no está exento de problemas. El director Guillermo de Oliveira intenta abarcar demasiado, y se nota que el proyecto iba creciendo a medida que rodaban, por lo que no hay una estructura clara y la narración navega por los temas sin mostrar una dirección, saltando de uno a otro y en algunos casos quedándose cojos y haciéndose cuestionar al espectador si merecía la pena contar según que aspectos por lo poco relevantes que son en el resultado final.
Los datos que el documental aporta sobre la película son de sobra conocidos para cualquier aficionado a Sergio Leone que se precie, pero todo un descubrimiento para los nuevos espectadores. La película tiene vocación de servir y ser disfrutable para cualquier tipo de público, aunque no haya oído hablar de “El bueno, el feo y el malo” en su vida. Donde sí que acierto de Oliveira es en plasmar la emoción de esa pequeña asociación que consigue levantar un proyecto titánico con una celebración final llena de sorpresas. Imposible no tener un nudo en la garganta durante el tercio final de la cinta, porque, tanto a nivel metalingüístico como dentro de la propia historia, el eje central de todo esto es la ilusión. La ilusión por un proyecto que supera las expectativas convirtiéndose en algo mucho más grande. Les pasa a los miembros de la asociación, le pasa al director de esta pequeña película que en principio iba a ser un cortometraje documental y le pasó a Sergio Leone, que llegó a España con un pequeño western en el año 1964 y dos años después consiguió levantar una película de muchísimo más presupuesto que hizo historia. Toda una carta de amor al director romano, un cineasta al que no se le reconoce lo suficiente. No os perdáis este documental. Su esfuerzo ha valido la pena.
