Panos H. Koutras estrena su cuarta película como director acompañado por dos protagonistas novatos. Un viaje al interior de dos jóvenes con cierta carga social y un extraño surrealismo como motor de la acción.
Sinopsis de “Cuestión de actitud”
Danny parte a Atenas para darle la noticia de la muerte de su madre a su hermano Odysseas. Ambos emprenderán un viaje a Tesalónica para encontrar a su padre, el cual les abandonó cuando eran pequeños. Los jovenes buscan ser reconocidos por su progenitor para obtener la nacionalidad griega, ya que su madre era albanesa.
Crítica de “Cuestión de actitud”
¿Quién podría pensar en una película actual haciendo uso de las canciones de las trasnochadas Raffaella Carrà y Patty Pravo? Pues eso es lo que nos ofrece esta “Cuestión de actitud”. La Carrà, una vez más alzánadose como musa del mundo gay, guía junto a Pravo al joven protagonista de la cinta hacia sus motivaciones, aquellas que contagia a su hermano a llevarle a participar en un concurso de música; lo que le sirve de excusa para dirigirse a la búsqueda de su padre. Y es que el guion que firma el propio director junto a su habitual Panagiotis Evangelidis parece que no encuentra el rumbo hacia el que dirigirse, más allá de la trama principal.
El relato cumple los cánones de la road movie más clásica, al menos en parte, al centrarse en la relación entre los dos hermanos y ahondar en sus personalidades. Para ello, en el caso de Danny, el director hace uso de ciertas escenas que solo pueden ser calificadas de surrealistas, con conejo gigante incluido, que no acaban de encajar con el resto de la película; evidenciendo el principal problema de la misma: no saber lo que quiere ser. Esto quizá explique el estiradísmo metraje que sobra por todas partes, con subtramas que no acaban de cerrarse, causando frustración en el espectador. Siendo evidente que alguna de ellas se podría haber eliminado, como la del concurso de talentos musicales,que viene a provocar una bajada de tensión en el clímax que afecta mucho a la resolución del relato.
Dentro de esa amalgama de subtramas y situaciones, donde los secundarios aparecen y desaparecen, se encuentran algunos momentos musicales que apelan a la complicidad del público, siendo agradables aunque totalmente prescindibles. Sin embargo, la crítica social, que se puede encontrar en varios momentos, no termina de tener su sitio en el guion, con veladas referencias a los ataques homófobos por parte de la extrema derecha que tristemente ha repuntado en el país heleno, o la dificil situación que está viviendo el pueblo griego. Así, con la inversión de ciertas tramas la película habría ganado enteros. Por otra parte, también se pueden encontrar resquicios en el guion de ciertas referencias a Vladimir Propp, que no pasan de ser anécdotas pues no llevan a ningún lado.
Hay que reconocer que el trabajo de los jóvenes debutantes Kostas Nikouli y Nikos Gelia, que interpretan a Danny y Odysseas respectivamente, es notable. Siendo el primero el que más carisma despierta, con una creación de personaje muy trabajada, consiguiendo ser el más logrado de todos los que aparecen en pantalla.
“Cuestión de actitud” es disfrutable a pesar de su alargado metraje. El buen humor que destila y sus dos protagonistas salvan los muebles de una historia que podía haber dado mucho más de sí con ciertos ajustes de guion.