El guionista y director Damián Szifrón estrena una película de humor negro donde seis historias, que nada tienen en común, se resuelven con una elevada (o no) dosis de ira en distintos formatos. Arriesgada, llena de intenciones y técnicamente alabable, ‘Relatos Salvajes’ promete dos horas de un entretenimiento, en contra de las apariencias, inteligente.
Sinopsis de”Relatos Salvajes”
Seis cortos con diferentes historias tan sólo vinculados entre ellos por los sentimientos de sus protagonistas. Rabia, irracionalidad, locura y venganza son algunos de los motivos que pondrán en marcha el motor de los personajes para llevarlos a cada uno a sus insospechados finales y debidas consecuencias.
En Pasternak, Salgado (Dario Grandinetti) hará un insospechado descubrimiento a bordo de un avión.
En Las ratas, una camarera (Julieta Zylbererg) atenderá a un hombre llamado Cuenca (César Bordón) cuyo pasado interesará a la cocinera (Rita Cortese) para servirle un especial menú del día.
En El más fuerte, Diego Iturralde (Leonardo Sbaraglia), tendrá un pequeño pique con un tal Mario (Walter Donado), durante un viaje por una carretera perdida entre montañas, hasta convertirse en un importante conflicto.
En Bombita, Simón Fisher (Ricardo Darín), un experto en explosivos, es calentado poco a poco debido a la retirada de su vehículo de una zona de estacionamiento prohibido mal señalizada. Sus continuos roces con la administración argentina hará que su matrimonio con Victoria (Nancy Dupláa) se tambalee hasta que Simón pierda los estribos.
En La Propuesta, el hijo (Alan Daicz) de un hombre millonario (Óscar Martínez) y su mujer (María Onetto) ha participado en un terrible accidente de coche en el que ha habido dos víctimas. El abogado de la familia (Oscar Núñez) se presentará en seguida para tratar de evitar la ruina del joven acusando al casero (Germán de Silva) antes de que llegue el fiscal (Diego Velázquez) a reconocer el coche implicado.
En Hasta que la muerte nos separe, Ariel (Diego Gentile) y Romina (Érica Rivas), se encuentran en pleno banquete de bodas. La fiesta está siendo perfecta en los lujosos salones del hotel pero Romina descubre por casualidad que Ariel le ha sido infiel con una compañera de trabajo.
Crítica de “Relatos Salvajes”
¿Quién no ha sentido alguna vez ganas de meterle un sopapo al tío que te cierra el paso cuando intentas adelantarlo? ¿Quién no ha echado la culpa de los problemas de la sociedad a los políticos? ¿A los funcionarios? ¿A aquellos que se escudan en “yo sólo estoy haciendo mi trabajo”? Ante la impotencia, ¿quién no ha pensado en la posibilidad de tomarse la justicia por su mano? Bueno, pues gracias a la imaginación de Damián Szifrón, su inteligente mano en la dirección, el impecable reparto y una imprescindible dosis de humor, el espectador podrá recrear seis historias resueltas a base de arrojo, ira y… lo que suele venir acompañando a ese sentimiento irracional, locura. Por suerte, y haciendo que la película gane muchos puntos, también mostrará las consecuencias… que no tienen por qué ser moralizadoras.
Ahora bien. Entre las seis historias de Relatos Salvajes, a parte de la evidente “mala leche” que tienen todas ellas, no hay nada en común salvo lo mencionado. No existen los mismos personajes, no se entrecruzan en ninguna de las historias… comparten el género, esa divertida mala leche que en ocasiones acongoja y, si se piensa un poco más detenidamente, llega a horrorizar… y punto. Así que es difícil concebirla como una película… pero tampoco influye demasiado en la experiencia salvo que es fácil anticipar y estar esperando la pronta resolución de los conflictos para dejar paso a la siguiente historia.
El reparto, todos, están increíbles (de bien) en cada una de sus historias. Todos reaccionan como cabría esperar para cada tipo de situación que puede ir desde un momento incómodo hasta lo más desesperado que se pueda imaginar, sin dejar de pasar por pasajes que, muy bien justificados, son también absolutamente absurdos… y aun así la interpretación de ninguno no escama en sus reacciones ni salta a la vista como peces que estén fuera del agua. Todos fluyen en su extrema parcela llena de aguas turbulentas. Todos reaccionan de una manera próxima y perfectamente entendible para cualquiera… así estamos (o podríamos llegar a estar) de locos.
Algunos de los cortos (que fueron escritos por el director entre proyecto y proyecto en el que se encontraba trabajando) reunidos en esta antología, comienzan con un momento irritante, con una molestia que apenas tiene importancia, para ir cogiendo intensidad hasta desatarse una rocambolesca tormenta de golpes (a veces literales) terminando en unas todavía más inesperadas consecuencias. Otros parecen que no acaban de empezar cuando, como viajeros de un tren que se desliza sin sacudidas, nos damos cuenta que el conflicto ya estaba en marcha y sólo falta que se precipiten las consecuencias.
De menos a más, en cuanto la duración y por ende desarrollo argumental, las historias del señor Szifrón, adquirirán más tiempo, más profundidad y un nivel mayor de compromiso con el que, sin perder ese toque gamberro con el que se lleva la atención de la sala en su primera historia, enriquecer de matices y subtextos, más o menos evidentes, los pasajes de sus ‘Relatos Salvajes‘.
Lo mejor de aquellos relatos que se pueden considerar más serios, e incluso de aquellos que son más irreales pero no por ello menos creíbles, son la resolución y que siempre muestra las consecuencias. El elemento sorpresa que conlleva la resolución de cada uno, que no se limita a finalizar cada relato de la misma forma, el que hace mucho más interesante la proyección en general manteniendo el interés del espectador hasta el final de cada particular corto. Muy distinto sería si todo se resolviera de la forma más fácil… Y sin el elemento más definitorio, las consecuencias, la película quedaría como una sucesión de historias más o menos entretenidas que serían fácilmente olvidables tras cumplir con su buen cometido de mantener la atención del espectador. Pero gracias a esto (que puede resolverse en una escena o en una toma), cada relato lleva implícita una esencia que, no siendo moralizadora (a veces es más que improbable una resolución de estas características) deja un interesante poso que apela a la razón. Un gran contraste, casi mágico, teniendo en cuenta que casi todo parte de cierto sentimiento irracional muy bien justificado por los precedentes. Razón, que lleva a la irracionalidad, que devuelve la cordura a los personajes… y si no, al relato.
No lo duden. Déjense sorprender por este festival antológico de cortos y déjense llevar, en la medida que la historia lo permita, por una tarde de furia… si es que les parece lo más sensato…