María Ripoll dirige la película “Rástros de Sándalo”, un melodrama de casualidades imposibles. Cine sencillo y fácilmente digerible para pasar una tarde entretenida.
“Rastros de sándalo”: Sinopsis
Mina (Nandita Das), una estrella del cine de Bollywood, está obsesionada con encontrar a su hermana menor Sita, de la que fue separada cuando eran pequeñas. Ahora, tras investigar duramente, la actriz descubre que su hermana fue adoptada por una familia española y actualmente vive en Barcelona. Sita desconoce por completo su pasado y no sabe que su hermana busca reencontrarse con ella. Prakash (Naby Dakhli), un atractivo indio, ayudará a la joven a descubrir sus orígenes.
“Rastros de sándalo”: Crítica
Interesante propuesta este cruce de culturas tan dispares que propone María Ripoll. Lástima que se quede solo en la proposición, como una promesa incumplida. Y es que la escasa hora y media de metraje se antoja insuficiente para todo lo que pretende contarnos.
Con unos planteamientos argumentales tan dispares como los de los cuentos de hadas, la inverosimilitud crece a medida que avanza la historia. La decisión de la directora de no realizar una película excesivamente emotiva, es del todo equívoca, ya que la tesis de la cinta busca eso precisamente. Así, el desenlace queda insatisfactoriamente cortado, sin aprovechar el gran potencial lacrimógeno que pedía a gritos el clímax. La sensación que provoca la llegada de los créditos es que el presupuesto no dio para más y el guion ha quedado inevitablemente cojo; dando la impresión de que hemos asistido al resumen de la historia. Este hecho solivianta más aun cuando la puesta en escena se torna por momentos en contemplativa, con planos muy bellos que en muchas ocasiones no vienen a cuento.
El primer acto de la película se revela como lo más interesante de la misma, con un ejercicio de metacine que sorprende y justifica lo atropellado de los primeros minutos que se desarrollan en La India, con una muy notable dirección de fotografía de Raquel Fernández. Su ojo nos regala algunos planos más que interesantes, pero que no lucen como deberían a causa de la dirección de Ripoll, que por momentos recuerda a Isabel Coixet con sobredosis de Prozac.
El elenco actoral aprueba, pero nadie es capaz de creerse que Aina Clotec sea india, a menos que se hiciese un blanqueamiento de piel a su llegada a España. Más allá de este detalle, la actriz cumple con solvencia al igual que su compañero Naby Dakhli, con el que goza de una gran química en pantalla. Nandita Das también está a la altura de sus dos acompañantes en el reparto.
Rastros de Sándalo, a pesar de sus aciertos visuales, no consigue emocionar y es posible que sea olvidada en un plazo de tiempo muy corto. Su mayor virtud es que a pesar de no creerte la historia, esta es más que entretenida. Para pasar el rato sin más pretensiones.