Philippe Falardeau vuelve a dirigir tres años después de la notable Profesor Lazhar. En este caso, toma las riendas de una historia con la coletilla “basada en hechos reales”, que es un potente imán para parte del público y un auténtico lastre para el resto.
Sinopsis de ‘La buena mentira’

Tras estallar la guerra civil en Sudán, cuatro niños consiguen llegar hasta un campo de refugiados donde crecerán a lo largo de trece años. Tras aceptar la oportunidad de huir a Estados Unidos, llegarán los problemas de adaptación al mundo occidental, donde recibirán la ayuda de la trabajadora social Carrie Davis (Reese Witherspoon).
Crítica de ‘La buena mentira’
‘La buena mentira’ juega a intentar equilibrar una historia que desde el mismo guion no tiene muy claro hacia donde inclinarse. Así, los primeros minutos correspondientes a la huida de los protagonistas hasta la llegada al campo de refugiados, nos sumergen en un drama de supervivencia que bien podría haber sido una película más que interesante. Sin embargo, tras asentarse en dicho campo, la cinta empieza a revelar su verdadera cara, y el tufo a film genérico de sobremesa empieza a hacer acto de presencia. De esta manera, el resto del metraje es un compendio de situaciones sonrojantes, a cada cual más inverosímil, donde se trata a los sudaneses como si fueran tontos, y donde la insistencia por crear momentos emotivos artificiales, lastran definitivamente cualquier atisbo de brillantez oculto en la historia.

El equipo artístico cumple sin más, sin que destaque ninguno por encima del resto. Aviso para navegantes, el papel de Reese Witherspoon es meramente secundario; aunque la distribuidora haya optado por presentar su cara ocupando la mitad superior del cartel promocional, dejando a los verdaderos protagonistas de espaldas y en un lado. La ganadora del Oscar interpreta a un personaje que tampoco le deja lucirse, y que podría haber representado cualquier actriz meramente solvente. Por otra parte, Corey Stoll es un gran acierto de casting, su cara de buena persona le va como anillo al dedo.

Philippe Falardeau se apoya en una fotografía notable al principio del film, con los espectaculares paisajes africanos (sin duda lo más interesante), para luego caer en una puesta en escena rutinaria y facilona, que aunque es cierto que la historia no pide más, podría haber maquillado un poco el resultado final. También debería haber dedicado más tiempo a la dirección de actores, ya que en algunos momentos están totalmente perdidos.

La buena mentira puede que guste a aquellos que esperan un drama al uso, prefabricado, capaz de generar emociones pasajeras, que no perdurarán en el tiempo más que una lágrima en la lluvia. El que busque algo más quedará decepcionado, sobre todo con un final que se espera, y que no podía ser de otra manera en una película donde no hay malos ni buenos, simplemente hay auténticos santos.