Adam Sandler y Drew Barrymore protagonizan una casi arriesgada y abrupta comedia romántica compuesta de sketeches con los que avanza a través una previsible, manida y poco interesante trama.
Sinopsis de ‘Juntos y Revueltos’
Tras una infructuosa cita a ciegas, Jim (Adam Sandler) y Lauren (Drew Barrymore), coinciden en unas paradisiacas vacaciones en Sudáfrica. Ninguno son capaces de soportarse pero deberán a hacerlo para contentar a sus respectivos hijos que nunca han tenido oportunidad de hacer nada fuera de lo normal en un periodo vacacional.
Jim, que está a cargo de tres niñas, no tiene ni idea de cómo tratar a las señoritas. Lauren, con dos chicos, es incapaz de apaciguar los ánimos de los pequeños rebeldes. ‘Juntos y revueltos’ y forzados a la convivencia, hará que la pareja de adultos empatice dando oportunidad al amor mientras distintos personajes influirán en sus vidas.
Crítica de ‘Juntos y Revueltos’
Adam Sandler y Drew Barrymore vuelven a protagonizar una comedia romántica. La tercera en dieciséis años desde que les pudiéramos ver en El chico ideal y justo una década desde que se reuniesen para consumir 50 primeras citas. Como está claro que el público recompensa una y otra vez las inconexas tonterías protagonizadas por Adam Sandler como Niños Grandes 2, este actor productor no podía dejar pasar la ocasión de llamar a su querida colega Drew para “hacerse unos jejes” entre ellos y ya de paso sacar unos milloncejos.
Una clara declaración de intenciones que va mucho más allá de nominar una película es ‘Juntos y Revueltos’. Quien haya traducido el título del original ‘Blended’ (Mezclados) a ‘Juntos y revueltos’, no ha hecho sino advertirnos del contenido que nos aguarda en la cinta. Es como si un calificador de películas marca una como X. Más claro imposible.
Por un lado tenemos el ‘Juntos’ que hace referencia a que las dos estrellas Drew y Adam, consiguen ponerse de acuerdo para rodar. ‘Eh, Drewsky, creo que tengo una buena.’ Cuenta que le dijo el gracioso de Adam a su amiga. Si una buena… Una buena jugada para el espectador que intente sentarse a ver la (forzada) comedia (pero también forzadísima) romántica.
Una conjunción de situaciones dispares, de distintos tonos de comedia en cada escena, casi en cada plano, hace que uno no pueda ver más que un revoltijo incoherente, un algo informe que intenta tomar forma, ¡la que sea! con una constante e insidiosa intención de provocar la carcajada a cualquier (a muy bajo) precio, mientras que se aprovechan las distensiones, los bajones de ritmo para meter el romanticismo con calzador. No hay manera de saber a qué están jugando.
‘Juntos y revueltos’ comienza como la típica comedia romántica en la que la cita sale mal. Y la verdad, hasta ahí la película promete. La presentación de personajes es clara, los dos tienen callo en la interpretación, en la comedia… ambos quedan muy bien definidos y se establece una relación de antirrelación mutua que hace pensar que estaremos ante la enésima comedia romántica de consumo de la historia cinematográfica. Una obra insustancial. Una obra carente de interés. Pero una obra bien hecha para lo que se supone que está hecha: Pasárselo bien y punto.
Nada de eso. No. Nada. A partir de ahí, el mal gusto aflora casi en cada escena. No es porque haya situaciones intolerables, haya vísceras, sexo explícito ni nada por el estilo, no. Es que la película comienza a componerse de escenas tan gratuitas, típicas que quieren apuntar a un tipo de humor tan gamberro que uno queda totalmente descolocado y extrañado hasta tal punto que uno cree que todo puede degenerar en una película de humor surrealista… ¡que tampoco es!
Imagínense. Uno se pone a ver una película de Disney. Los protagonistas cantan, los animalitos hablan y hay un malvado cazador que quiere quemar el bosque para hacer una oportuna recalificación del terreno y sacarse una pasta vendiendo esa propiedad. Bien. Los animalitos se rebelan y se defienden del cazador con trampitas, lanzándole bellotas las ardillas, haciéndole zancadillas las tortugas hasta que un joven alce remata la faena clavando un hasta en el pecho del cazador que hace que se le esparramen las tripas por el suelo provocándole una agónica muerte. Mientras, los conejitos, las tortuguitas y el joven astado, cubiertos de sangre, lo celebran con una emotiva canción de despedida mientras ensalzan la amistad y el amor al prójimo mientras la trama continúa porque el alce se ha enamorado de la joven hada que…
¿No resultaría raro? Sí, claro. Y hasta si sucediese algo así podría resultar interesante de alguna forma. Pero es que ‘Juntos y revueltos’ empieza siendo una comedía romántica típica que intenta ir a más de alguna forma y no lo consigue. Se queda a medio camino de todo. No lleva los chistes hasta las últimas consecuencias. Las escenas se quedan en un lugar extraño. En tierra de nadie. No se puede crear humor a lo Seth MacFarlane (Creador de Padre de familia y director de Ted), si no se piensa llegar hasta las últimas consecuencias.
Lo mismo se habla de problemas infantiles, que se habla de un conejo (sí, de ese conejo), que sale un mono tocando la guitarra, que aparece un molesto coro de música tradicional surafricana a cantar a los presentes que sale Shaquillle O’Neal… Todo está en el mismo plano sin interés, ni relevancia. La mediocridad es un lugar en el que ningún creador debería entrar pero, teniendo en cuenta los trabajos anteriores del equipo (director, guionistas, etc…), muchos se encuentran muy a gusto. Teniendo en cuenta que ‘Juntos y revueltos’ ya ha recuperado la inversión y está generando no pocos beneficios ahí donde se está estrenando, la mediocridad tampoco es un sitio tan malo.