Cruel y desgarradora historia cargada de realidad que hará imposible no empatizar con la vida de su protagonista. “Leviatán” llega convenciendo en su lucha por el Oscar para el cine ruso.
Sinopsis de la película “Leviatán”
Generación tras generación la familia de Kolia ha vivido en una pequeña ciudad próxima al mar de Barents, al norte de Rusia. Dueño de un taller de coches vive sin lujos ni comodidades en la casa que heredó de su padre junto con Lilya, su joven esposa, y Romka, hijo de su anterior matrimonio. Su vida dará un giro inesperado cuando Vadim Sereyich, el alcalde de la ciudad, se encapriche de su negocio, casa y tierras, lo único que tiene. ¿Conseguirá David derrotar a Goliat?
Crítica de la película “Leviatán”
Seguramente no exista mejor título para definir esta cinta. “Leviatán“ llega planteando la gran sombra ejercida por el poder político ruso sobre unos oprimidos ciudadanos, metáfora más que valida entre Satanás y el egoísmo inherente al ser humano.
Andrei Zvyagintsev firma este drama que resulta desgarrador por su misma sencillez. “Leviatán” está centrada en los problemas de los rusos ante un gobierno manipulador y tirano, pero su historia podría repetirse sin ningún problema en nuestro propio país donde los desahucios están a la orden del día. Con todos estos tintes de realidad social al espectador no le costará entrar de lleno en la historia de un humilde trabajador obligado a abandonar sus tierras y su único sustento de vida -herencia de varias generaciones- por la ambición sin límites del gobernador de turno. Un pobre cabeza de turco, al cual sin motivo ni razón alguna irán amargando la vida hasta el más absoluto de los sin sentidos. El “happy end”es ya inalcanzable.
Esta no es la única denuncia social que se puede apreciar en “Leviatán”. Corrupción, extorsión y tráfico de influencias quedan perfectamente reflejados, alejando aún más si cabe a la clase política de los ciudadanos (atentos al despacho del alcalde coronado con un cuadro del presidente Vladímir Putin). Y como observador privilegiado y mal intencionado, como no podía ser de otra manera, la religión, en este caso la ortodoxa, que ejerce igual o incluso mayor crueldad sobre sus feligreses y vecinos -como diría nuestro refranero: “con la Iglesia hemos topado”-.
Pero como en la propia vida no todo puede ser dramático. Un toque de humor negro baña algunas de las escenas de “Leviatán”, la más destacable y que logra arrancar más de una sonrisa en la sala de cine será sin duda la que tiene lugar durante una fiesta campestre con amigos y familia donde uno de ellos lleva cuadros de ex-presidentes del país en el coche para practicar tiro al blanco (curiosa manera de impartir justicia).
Un guion sólido y bien armado, de Oleg Negin y Andrey Zvyagintsev, que poco a poco te introduce en la historia con la llegada de un abogado amigo que representará a nuestro protagonista en el juicio donde pretenden embargarle su propiedad. Una fotografía sublime, gracias al trabajo de Mikhail Krichman, que refleja con un frío desolador la tristeza, destrucción y soledad de la cinta. Unas interpretaciones con un aplomo, pasión y verdad aplastantes: Aleksei Serebryakov -nuestro luchador y castigado protagonista-, Roman Madianov -el más tirano de los alcaldes que ha conocido un pueblecito ruso o ¿no?-, Elena Lyadova -compañera sentimental de nuestro protagonista a la cual le persiguen sus propios demonios…- o Vladimir Vdovichenkov -abogado que intentará acabar con la angustiosa situación de su amigo bajo numerosas presiones, claro está-.