Producida por Guillermo del Toro, “El libro de la vida” es una sorprendente película llena de color y fantasía donde el folclore mejicano se convierte en un fantástico marco para esta divertida aventura de amor.
Sinopsis de “El libro de la vida”
La aburrida visita a un museo arqueológico se convertirá en una de las mejores historias que escucharán nunca un pequeño grupo de infantes rebeldes. La guía del museo atrapará de inmediato la atención de los chavales al describir con todo detalle como La Catrina, regente del maravilloso reino de los muertos recordados y su marido Xilbaba, gobernante del siniestro mundo de los muertos olvidados, se jugarán sus respectivos planos y el destino de toda la humanidad mediante una apuesta. Cada deidad elegirá al niño que mejor represente sus ideales, y aquel que termine casándose con María será el que se quede con el reino de los recordados, donde los espíritus de los muertos viven en una continua y fantástica fiesta.
Crítica de “El libro de la vida”
Jorge R. Gutiérrez, desde niño, quería ser dibujante. Nunca las tuvo todas consigo y jamás pensó que podría vivir de ello pero en los noventa agarró los portafolios donde tenía sus mejores dibujos, y se presentó en la mejor escuela de animación de Los Ángeles. “Esto es basura”, es lo que le espetó quien le realizó la entrevista que le cerraba la oportunidad de convertirse en alumno. La muestra de trabajó que mostró contenía dibujos de aliens, Mr. T, chicas en biquini y demás material televisivo con el que creció en los ochenta. “Esto son copias de lo que te gusta. No significa nada. No dice nada de ti como artista. No tienes una voz personal. No deberías ser un artista. Eres una fotocopiadora”. Hundido y con el corazón roto, se marchó del despacho olvidando el cuaderno que había llevado con el resto de su trabajo. “¡Eh! Ven aquí y no te dejes esto”, le dijo el examinador mientras abría sin interés su cuaderno. “¡Precioso! ¡Fantástico! ¡Mágico! Si puedes animar esto y puedes ponerlo en la pantalla, estarás haciendo algo que nadie ha podido ver antes. Esto es lo que eres. Esta es tu voz. Lo otro es una quimera. Puedes hacer lo otro si quieres, pero esto es tu alma. Te dejaré entrar en la escuela si me prometes que harás esto”. ¿Qué contenía el segundo cuaderno? Todo lo que a Jorge R. Gutiérrez le encantaba de México: Dibujos sobre lucha libre americana, sobre la festividad del día de los muertos… y otras tantas ilusiones sobre las que le gustaba dedicar y que, con el paso de los años, se convertirían en la base fantástica y mágica de “El libro de la vida”.
Jorge R. Gutiérrez ha tenido que ir convenciendo a mucha gente de que su idea era buena y que la historia que narra y el fantástico marco en el que está ambientado, el folclore y la estética más festiva de México, tiene un público internacional al que le encantará descubrirlo. Tuvo que ir llamando a no pocas puertas de estudios en Los Angeles hasta terminar dando con una productora Tejana (sí, tuvo que salir de California) que estaba deseando hacer algo diferente y en la que trabajaba su amigo Brad Booker. Después, juntos visitaron al también mexicano Guillermo del Toro y tras una reunión el famosísimo director entró en el proyecto como socio creativo.
“Jorge había realizado unos bellos y muy impactantes fotogramas clave (keyframes) para su historia”, añade Del Toro. “Cuando vi esas imágenes, empezamos a hablar, y poco a poco fui cayendo en su trampa”.
A Guillermo del Toro le fascinó la manera en la que las costumbres mexicanas quedaban retratadas en “El libro de la vida”. Y es que la película ofrece una visión extraordinaria de una cultura totalmente desconocida para el resto del mundo. Sí, es cierto que todos hemos visto las imágenes de familias celebrando en los cementerios el día de los muertos. Hemos visto maquillajes de la catrina, velas, fiestas… pero ¿cuantos entienden su significado o lo que representa?
Jorge R. Gutiérrez pone toda la carne en el asador para desarrollar una historia en la que cree, confía y conoce, y además apuesta a que a todo el mundo le podría gustar como así sucede. El director y guionista juega con elementos muy concretos y diferentes. No trata de agradar a las masas. Desde un lugar muy personal, la experiencia e inspiración en su propia historia familiar, el director y guionista propone un fantástico viaje a partir de unos elementos muy concretos y específicos que llamarán la atención a todo el público, contrastando con el uso de los arquetipos para la creación de sus personajes. Una opción que al principio parece difícil que funcione al tener una estética tan folclórica con verdaderos iconos de la cultura mexicana como los toros, los revolucionarios, la festividad del día de los muertos, los mariachis, el galán, las morenazas, la tradición, La Muerte (asociada a La Catrina), los luchadores enmascarados, los forajidos, el héroe militar… pero que apenas comenzada la película son dotados de alma, corazón, razón y una sensibilidad que va mucho más allá de su apariencia.
“El libro de la vida” ofrece lo típico, lo que cualquier turista esperaría ver de México, para luego mostrar lo que se oculta en el interior de la fachada. Así el torero prefiere tocar la guitarra, la princesita resulta ser un icono de feminidad actual, y el antagonista de la historia, el chico que parece es el que está destinado a estar fuera de la ecuación amorosa, sorprende al público con todo su trasfondo y justificación en sus poco ideales actos. Ni príncipe azul, ni princesita a rescatar, ni malvado.
Muy a la par de la sensibilidad de la cinta se encuentra la música. Que uno de los protagonistas se marque una desgarradora versión de Creep guitarra española en mano y entonando a lo mariachi resulta tan sorprendente como efectivo. El mismo Guillermo del Toro le dijo a este soñador que se olvidara de conseguir las canciones que quería para la película, ya que Jorge R. Gutiérrez tenía muy claro que banda sonora original tenía que utilizar en cada escena. Pero, una vez más llamando a puertas y tras conseguir algo por lo que nadie daba un duro, que Radiohead le diera el visto bueno a la interpretación Mariachi de Creep, el resto fue rodado.
La película “El libro de la vida” está dotada de alma. Se puede encontrar en los detalles de cada dibujo animado, en la opción de representar una historia de muñecos de madera, en la glorificación de la nación de México (no quiero ni imaginar que pasaría si aquí alguien se decidiera a poner el flamenco, las sevillanas en la gran pantalla), en los cuidadas diferencias entre los mundos representados… hay tanto y todo es tan bonito… Pero lo mejor de todo es que es diferente. Una gran producción que tiene el toque personal de quien tiene un sueño, una visión sobre una cultura que ama y que quiere compartir con el resto del mundo.