‘El país de las maravillas’ se presenta avalada por el Grand Prix del Festival de Cannes y el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Una fábula sobre la vida de una familia en el campo que refleja temas como el inicio de la adolescencia en un marcado lenguaje poético.
Sinopsis de “El país de las maravillas”
Gelsomina(Maria Alexandra Lungu) vive con sus padres y sus tres hermanas pequeñas en una granja donde trabajan incansablemente produciendo miel. Viven alejados de todo por la obsesión del padre de permanecer en un estilo de vida en continuo contacto con la naturaleza. Todo cambiará con la llegada de Martín, un joven delincuente enviado de un plan de reinserción, y la grabación de un programa de televisión que puede beneficiar económicamente a la familia.
Crítica de “El país de las maravillas”
El país de las maravillas ofrece una historia en un marco, la Italia rural, que muestra un estilo de vida al borde de la extinción en cierto modo y atípico para los espectadores que no crean que exista mundo más allá de los límites de la ciudad y de las comodidades propias de la tecnología. El film de Alice Rohrwacher (Corpo celeste, 2011) es un retrato fidedigno de la vida rural, con similitudes al cine de Ermanno Olmi y alguna reminiscencia lejana, con matices, a ‘El espíritu de la colmena’ de Víctor Erice.
Como si de un documental se tratara, la cámara de Rohrwacher se introduce en las cotidianas vidas de Gelsomina (Maria Alexandra Lungu), la hija mayor, y su familia. De forma sencilla las imágenes de su día a día fluyen como la miel, y como si fueran abejas pasan el tiempo en este hogar sin más entretenimiento que el duro trabajo, de rutinaria asfixia. Con acierto, Alice Rohrwacher utiliza metáforas en su modo de narrar esta historia, y allí donde parece que no está sucediendo gran cosa, el espectador atento descubrirá lo que la cinesta quiere realmente transmitir con su historia. “El país de las maravillas” aborda temas como la libertad, el despertar sexual en la adolescencia, la intolerancia o la dicotomía vida rural (tradicional y sin progreso de ningún tipo) y vida urbana (vista como la oportunidad de desarrollo del individuo y mejora de calidad de vida), todo ello desde una mirada femenina, con una buena construcción de personajes donde todos ellos son importantes para el reflejo de tales temas (desde el niño del programa de reinserción de menores a la presentadora de televisión encarnada por Monica Bellucci).
Alice Rohrwacher ha firmado una película correcta aportando un capítulo de calidad a la historia del cine italiano. Las interpretaciones de los actores son más que buenas e invita a la reflexión, aliciente no siempre presente, por cierto, en la cinematografía actual. Pero falla en el terreno de emocionar al espectador. No cabe duda de la riqueza de matices en su libreto, obra de la propia directora, y elementos que dotan al film de una insólita belleza como es su fotografía. El espectador más cinéfilo encontrará su asiento en este país de las maravillas. Pero sin embargo no dispondrá de la suficiente empatía para que los hechos narrados por Alice Rohrwacher no acaben por derivar en cierta indiferencia.