‘Días de vinilo’ llega desde Argentina con dos años de retraso para hacernos pasar un rato agradable gracias a su humor blanco e inofensivo pero que no pasará al recuerdo como una cinta, ni mucho menos, memorable.
Sinopsis de ‘Días de vinilo’
Las vidas de Damián (Gastón Pauls), Facundo (Rafael Spregelburd), Luciano (Fernán Mirás) y Marcelo (Ignacio Toselli) están unidas desde la infancia tras una intensa y reveladora “lluvia de vinilos” y, aunque el tiempo les ha hecho caminar por diferentes caminos, la amistad sigue siendo lo más importante para ellos.
Damián es director de cine y ahora se encuentra preparando su próximo proyecto el cual quiere que protagonice el actor Leonardo Sbaraglia, pero por culpa de un encuentro inesperado con Vera (Inés Efron), una vendedora de cosméticos demasiado entrometida, perderá la única copia del guión.
Luciano es locutor de radio y desde hace tiempo sale con Lila (Emilia Attias), una estrella de la música en su país. Los celos provocarán que Lila rompa la pareja y Luciano, completamente desolado por la pérdida, hará cualquier cosa por recuperar a su gran amor.
Facundo es el gerente de un cementerio privado, en el cual intenta introducir tecnologías 2.0 y incluir sus composiciones musicales en los últimos recuerdos de la familia del difunto. Ahora está apunto de pasar por el altar con su novia Karina (Maricel Álvarez) pero las inseguridades típicas de antes de la boda comienzan a rondar por su confundida cabeza.
Marcelo es el líder de una longeva banda que versiona los clásicos temas de los Beatles. Mujeriego e incansable en su particular lucha por el triunfo de la banda, se niega a madurar dando un paso hacia delante en su vida.
Crítica de ‘Días de vinilo’
Tras dos años de larga espera por fin llega a nuestros cines ‘Días de vinilo’, una comedia argentina donde la música es la excusa perfecta para hablar de lo más importante en la vida: el amor. Amores imposibles, amores ocultos, rollos de una noche, rollos de una noche que se convierten en ese “algo más”, amigos con “derecho a roce”, en definitiva, amor y más amor. En este dilema continuo y eterno de las relaciones amorosas viven inmersos cuatro amigos desde que un atardecer llovieran desde el cielo decenas de vinilos envenenados tras un desengaño amoroso.
The Beatles, David Bowie, The Who, Rod Stewart… ¿hay mejor banda sonora para el amor? Así, siempre acompañados de buena música, viviremos las historias de amor y desamor que enredan la vida de nuestros protagonistas. Tan complejas, diversas, absurdas y cotidianas como las de cualquier pobre mortal. La cinta recordará en gran manera, salvando las distancias, a todo un clásido como ‘Alta fidelidad’ (2000), sabiendo entremezclar sabiamente la pasión por la música con la pasión amorosa para dar lugar a una comedia coral bañada por el inevitable tinte nostálgico que nos envuelve a todos recordando tiempos de juventud.
‘Días de vinilo’ da pequeños atisbos de brillantez donde podremos captar cierto interés del director Gabriel Nesc en realizar ciertos guiños a las bandas tributo, a las radio fórmulas, a las dificultades del proceso creativo o a los críticos culturetas, en mi opinión demasiados frentes abiertos que terminarán por alargar la cinta innecesariamente con tantas idas y venidas. Pronto la trama se desinflará descubriéndose en favor de un humor costumbrista y bastante trillado ya en este tipo de películas. Sin lugar a dudas, las mejores pinceladas de genialidad vendrán de la mano del breve cameo que realiza el actor Leonardo Sbaraglia, tan hilarante y excéntrico en su personaje que bien podría merecer un spin off.