Anomalisa es una experiencia audiovisual como pocas. La exquisita animación stop-motion, la iluminación, el arte y bestial interpretación de los actores dan lugar a una fantástica obra de arte.
Cuando una película va más allá del negocio y supera el afán recaudatorio, el cine puede llegar a convertirse en arte. Es decir, el cine comercial está diseñado para ser un negocio y como tal tiene que rendir. Lo cual no significa que no pueda llegar a trascender en alguno de sus aspectos (o en todos) y llegar a ser considerado como obra de arte. Pero cuando una película atrapa al espectador de forma casi inexplicable, nos encontramos con una experiencia superior que no debería ser analizada en una crítica. ¿Alguien se atrevería poner nota al Gernika de Picasso? ¿Le asignaríamos una puntuación a “Bodas de sangre” de Federico García Lorca? ¿Valoraríamos al David de Miguel Ángel? ¿A “La flauta mágica” de Mozart? Bien, pues dicho lo dicho, me toca la crítica de Anomalisa.
Crítica ‘Anomalisa’, la ficción que supera a la realidad
Todo se puede hacer. De hecho eso se estudia, se descompone, se rehace, se discute, se procesa y se imita. Se enseña en escuelas, en universidades. Se separa por partes y conjuntos, se divide, se llega al núcleo, se mira el contexto histórico, el social… Y cuando uno se para delante de la obra en cuestión todavía recibe el puñetazo, se le erizan los pelos y pierde la noción de lo que acontece alrededor voluntariamente.
Para disfrutar de Anomalisa es necesario tener un bagaje personal, haber tenido cierto tipo de vivencias que por suerte o por desgracia, son comunes a todos los seres humanos. A más edad, es más probable que se hayan experimentado de alguna u otra manera, pero sin duda cualquiera, podría reconocerse en su protagonista Michael Stone (David Thewlis), un escritor y conferenciante de obras motivacionales que se encuentra realizando charlas sobre su libro “Permítame a ayudar a ayudarles”. No es difícil, sólo hay que tener una vida y cualquiera de los aspectos cercanos nos tocarán de cerca. Luego están los aspectos “diferentes”… pero esos son los que le dan magia Anomalisa. No merece la pena hablar más del argumento de la película porque los pequeños detalles que la componen deben descubrirse en el momento. Aparece Lisa (Jennifer Jason Leigh) y el resto del reparto (todo interpretado por Tom Noonan).
Anomalisa fue concebida como una obra de teatro radiofónica. Una lectura dramatizada que vio la luz en 2005 de mano del compositor Cárter Burwell (Como ser John Malkovich) en el marco de un proyecto donde reunió a directores y guionistas para hacer una serie de representaciones.
Anomalisa fue interpretada por Hope Davis, Peter Dinklange y Meryl Streep, sentados en sus respectivos taburetes con una orquesta que hacía la ambientación y la banda sonora. Charlie Kaufman era el guionista y director, aunque en su momento de presentación el guión lo firmó con un alias, un tal “Frigoli”. La obra a penas ha sufrido cambios a su paso en la gran pantalla.
Todo en esta obra apunta a vivir una experiencia. La iluminación, la composición de las marionetas, la animación, la ambientación, la música, las voces de los actores… Todo suma, todo llena cada rincón de la pantalla. Nadie, en cualquiera de sus respectivos campos, ha descuidado el más mínimo detalle. No importa dónde se ponga la atención visual o auditiva, todo tiene sentido y está justificado, al igual que el guión y cada una de sus fantásticas escenas o conversaciones. Nada está fuera de lugar… Y eso que tiene momentos realmente complicados (que no pienso desvelar pero que debería hacerlo para poder expresar la admiración). A la vez existen escenas donde el tiempo y las posibilidades son totalmente libre, permitiéndose licencias y formas que contribuyen al misterio y la tensión.
El humor negro es una constante y surrealismo dentro del gran realismo de la animación -incluyendo la desconcertante decisión de los directores Charlie Kaufman y Duke Johnson de haber dejado las costuras de las caras de las marionetas-, contribuye a crear un extraño espacio onírico donde cualquier posibilidad es posible. De hecho el espectador, a parte de las vivencias personales que acercarán inevitablemente a los protagonistas, se verá inmerso en el extraño camino por el que se mueve el conocido Michael Stone. Así seremos partícipes absolutos de cada descubrimiento, avance, contacto personal de este escritor-conferenciante, hasta el punto de poder entrar en el juego de juzgar o no sus actos.
Anomalisa es una pulida joya. Un entretenimiento inusual con un fondo insondable, aterrador, divertido, triste y alegre. Es una aventura que camina por el filo de una cuchilla que avanza con la incertidumbre de no saber qué nos espera en el fondo. La obra podría acabar de cualquier manera. Los hechos podrían desarrollarse en cualquier dirección. Todo es posible en esta fantástica película de animación… Incluyendo una tremenda realidad. No se la pierdan.