Daniel Guzmán dirige A cambio de nada, un proyecto divertido, fresco, dinámico, ligero y cargado de trasfondo donde se cuenta las aventuras de un delictivo joven ingenuo que decide escaparse de casa.
Crítica: A cambio de nada
A cambio de nada es una película con un trasfondo que va más allá de lo evidente. Un chico protagonista, Miguel Herrán, que fue encontrado en la calle por el director Daniel Guzmán y un amigo tímido, Antonio Bachiller, que ha ganado el premio a mejor actor secundario en el festival de Málaga, son los responsables de conmover a la audiencia en esta película que, en cierto modo, debería ser catalogada de aventuras. No hay tesoros de piratas, no hay lucha a puñetazos (aunque sopapos sí que se llevan), no hay escenas de acción salvo una breve persecución en coche por Madrid… y aun así, aventura, por encima de drama, es la palabra que mejor define a esta entretenida producción.
Daniel Guzmán, más conocido por su papel de actor, o como dijo un amigo de Miguel Herrán cuando se lo cruzaron por la calle, ese tío de “Aquí no hay quien viva”, ha dedicado los diez últimos años de su vida a hacer una película “A cambio de nada”. Un reto de extrema dificultad hasta para los que tienen un relativo nombre en el mundo del espectáculo. Ha arriesgado muchísimo en el reparto (sobre todo en confiar en Miguel Herrán que, después de haberle ofrecido hacer una prueba para ser el protagonista de “A cambio de nada”, se presentó a la misma sin siquiera haberse aprendido una linea de los tres textos que le enviaron), ha arriesgado en la producción (ha dado la cara para llevar a cabo su obra) y se ha jugado su carrera como actor ya que, para sacar adelante su proyecto, tuvo que dejar de lado aquello que le proporcionaba el sustento.
El festival de Málaga le ha otorgado a su obra los premios de Mejor Película, Mejor Dirección, Premio especial del jurado de la crítica y Mejor actor de reparto. Antonio Bachiller, el coprotagonista de la película y dueño del último, es sin duda otro de los logros del director que, a pesar de la inexperiencia del joven actor, le dio la oportunidad de ser la parte coherente de una amistad de malas costumbres. Daniel puede estar orgulloso de haber logrado una total independencia creativa (en la que el casting es una parte de increible peso) con su primer largometraje, y de haber contado con el apoyo de los grandes actores españoles (amigos en su mayoría) para componer el tan siempre descuidado en nuestra filmografía industrial, reparto de secundarios. Fernando Arbizu, Carlos Olalla, Luis Tosar harán valer aquella frase típica de “no hay papeles pequeños” imprimiendo un caracter especial e imprescindible en aquellas escenas claves en las que el joven rebelde debe rendir cuentas.
Frescura, ligereza y ritmo son palabras impresas en “A cambio de nada” que opta por resolver el drama, y casi desvelar la trama del guión, en las últimas escenas de la película. Hasta entonces, la cinta describe un conjunto de arriesgadas aventuras de un joven que, acompañado por su amigo de inquebrantable lealtad, empieza a ir por un evidente mal camino. Escenas sencillas de brillantes diálogos y conseguida naturalidad, se hilan para componer, como bien he dicho antes, una interesante y amena aventura con el trasfondo social justo que tanto gusta a la antigua van-guardia cinematográfica como para regalar sendos premios al esfuerzo y dedicación de un currante.
Sinopsis: A cambio de nada
Darío (Miguel Herrán), es un joven que se encuentra en mitad del difícil proceso de divorcio de sus padres (Luis Tosar y María Miguel) quienes son incapaces de estar en la misma habitación sin llegar a las manos. Nulo en los estudios de secundaria y de buen corazón, Darío se dedica a realizar chapuzas y hurtos por encargo para Justo (Felipe García Vélez) el viejo dueño de un taller de motos ilegal. El tiempo que no está buscándose la vida, pasa el rato acompañado de su mejor amigo Luismi (Antonio Bachiller), vecino del barrio al que arrastra sin maldad para convertirlo en cómplice de sus malas ideas.
Cuando la situación familiar se vuelve insostenible, Darío se escapa de casa con la intención de establecerse por su cuenta realizando cualquier tipo de trabajo. Así el chico conocerá a Antonia (Antonia Guzmán), una entrañable anciana solitaria con la que se sentirá a gusto.