La historia de las Pussy Riot llega a la cartelera española con esta película documental de Maxim Pozdorovkin y Mike Lerner. “Pussy Riot, una plegaria punk”, nos hablará de este grupo activista y de la vida de las condenadas durante todo el proceso judicial hasta su liberación.
Sinopsis de la película documental “Pussy Riot, una plegaria punk” (2014)
Tres miembros del grupo activista de arte musical Pussy Riot son arrestas por su escandalosa actuación en uno de los lugares más santos de la religión cristiana ortodoxa Rusa, la reconstruida catedral de Cristo Salvador de Moscú. Allí, cuatro integrantes de las Pussy Riot realizaron una plegara punk a la virgen para que Putin abandone el poder que sostiene gracias a unas prácticas políticas poco claras.
“Pussy Riot, una plegaria punk” mostrará todo el proceso judicial que sufrieron estas tres integrantes que fueron acusadas y retenidas de unos cargos poco claros y poco coherentes con las leyes actuales de la gran federación, un estado secular donde la religión influye directamente a las clases políticas.
Gracias a imágenes inéditas, declaraciones de los familiares, entrevistas con los acérrimos religiosas defensores de la catedral y las palabras de las tres integrantes del grupo, el documental irá descubriendo paso a paso toda la profundidad que oculta una actuación cargada de gamberrismo que recibió un castigo totalmente desproporcionado.
Crítica de la película documental “Pussy Riot, una plegaria punk” (2014)
Si hay una frase que define bien este motivador documental es una estrofa de una canción del simpático grupo de arte feminista punk Pussy Riot: “Por favor, Virgen María, hazte feminista”.
Ciertamente Pussy Riot es en sí misma “una plegaria punk”. Una plegaria cantada, o más bien gritada, a los cuatro vientos para que llegue a cualquier parte del mundo. Un gamberro pero simpático grupo de jóvenes que actúan por una causa más que justa, ética: Abolir el sistema autoritario y totalitario de Vladimir Putin. Un sistema político por el que gobierna un hombre tras unas elecciones nada claras. Un sistema que priva, o hace oídos sordos, de derechos humanos fundamentales maltratando a personas inocentes. Un sistema tan influido por la religión, en este caso el cristianismo ortodoxo que es la religión mayoritaria de la nación, que parece un chiste que Rusia se declare estado secular. Y es precisamente en este punto, el encuentro entre la iglesia y las artistas, donde el documental tiene su punto de partida.
El documental “Pussy Riot, una plegaria punk”, abarca todo el proceso que vivieron las jóvenes encarceladas por actuar en el altar de uno de los iconos más emblemáticos y queridos de la Iglesia Rusa Ortodoxa: La catedral de Cristo Salvador. Un hecho que sin duda atrajo la atención de los medios de comunicación globales y en particular a los realizadores del documental Maxim Pozdorovkin y Mike Lener.
Poco o nada podían imaginar estas tres integrantes del colectivo Pussy Riot, Nadia, Masha y Katia, que su tema “una plegaría religiosa” interpretado junto a un cuarto y desconocido miembro, diese tanto que hablar en todo el mundo. Aunque desde luego, lo que menos podían haber imaginado, es que pudiesen ser retenidas en prisión por una escasa performance de apenas cuarenta segundos de duración.
Entre vistas, declaraciones y pasillos del tribunal, la película documental sobre las “Pussy Riot” nos irá explicando, contando y descubriendo las motivaciones, el pasado, la vida, la familia y los porqués que llevaron a estas tres chicas a llevar su protesta en un lugar tan sagrado como la Catedral de Cristo Salvador. Lo hará de una forma inteligente y amena ofreciendo las declaraciones de las tres jóvenes, sus conciertos previos, los vídeos del proceso judicial, entrevistando a sus familiares, mostrando la opinión jurídica de expertos y no olvidarán tampoco aquellos que fueron ofendidos por profanar su templo.
“Pussy Riot, una plegaria punk” nos descubrirá la profundidad de unos actos que pueden parecer tan absurdos como lo son subirse a cualquier lado ocultándose el rostro tras unos pasamontañas de “colores ácidos” y gritar una letra tan divertida como “Virgen María, madre de Dios, aleja a Putin” o gamberra como “Mierda Santa” que reza el estribillo.
Yo, que personalmente aborrezco el feminismo que he conocido, y que me da asco el rollo punk que me ha llegado, quiero ser una Pussy Riot. Más aún cuando en España estamos peor que en Rusia y nadie lo cuenta.
