El director Oliver Hirschbiegel dirige la adaptación del libro “Diana: Her last love” (“Diana: su último amor”) de la británica Kate Snell, donde se recrea el romance vivido entre Diana, interpretada por Naomi Watts, y el cardiólogo Hasnat Khan, interpretado por Naveen Adrews.
Sinopsis de la película de “Diana”
La princesa Diana de Gales (Naomi Watts), más conocida por Lady Di, ya está separada de su marido el príncipe Carlos de Inglaterra. Su vida, que hasta hace poco dependía de la agenda de la corona Británica, está resentida tras la ruptura de su relación. Traicionada y dolida, Diana vaga sin un rumbo fijo cumpliendo rigurosamente con todos sus compromisos hasta que un día, por casualidad, en su vida se cruza un interesante cardiólogo de origen Indio.
Hasnat Khan (Naveen Adrews), es un médico que se encuentra terminando sus últimos años de doctorado a quién la tenacidad, el esfuerzo, la filantropía y su sencillez en su forma de vida, le han llevado a labrarse un futuro muy prometedor.
Diana encontrará en Hasnat alguien que mira mucho más allá de lo que su fama y su imagen representan. Juntos se embarcarán en una relación convenientemente oculta de la opinión pública.
Crítica de la película de “Diana”
Llega a nuestras pantallas uno de los estrenos más esperados por aquellos que todavía guardan un espacio en su corazón para la fue la princesa más mediática y querida del mundo. La película “Diana” (2013), que llega precedida de una moderada polémica, cuenta los últimos años de vida de la princesa, centrándose en la relación secreta que mantuvo con el reservado doctor Indio-Británico Hasnat Khan. Pero, ¿cuánto hay de ficción en la película de “Diana”? ¿Hasta dónde llega el realismo de la trama? Pues empecemos por el principio.
La película de “Diana” (2o13) está basada en el libro de la productora, directora y documentalista,Kate Snell, quien, para la realización de su obra “Diana: Her last love” (“Diana: su último amor”), realizó una serie de entrevistas a los amigos y conocidos de la princesa Diana, y a los familiares del doctor Hasnat Khan. Gracias a ello, y encajando los acontecimientos públicos de Diana, construyó una imagen aproximada de los últimos años de la querida princesa. Unos años marcados por el romance con el que se dice fue su último gran amor, el cardiólogo Hasnat Khan, quien, en una entrevista para el diario británico “The Mail” ya se ha encargado de desmentir y criticar todo cuanto sucede en la película y en especial, la forma de representar su idilio con la princesa Diana.
Al igual que el libro, la película de “Diana” (2013) se centra en lo que podría haber sido o como se supone que debió ser, la vida sentimental de la princesa de Gales. Que nadie espere ver a la reina de Inglaterra, al príncipe “Charly”, a la señorita Ferguson, ni a los jóvenes príncipes Guillermo o Enrique. La única representación del férreo control que debió ejercer la casa real en la aparente frágil Diana será a través del jefe de prensa de la casa real, que llevaba lo mejor que podía los trapos “sucios” de la princesa Diana, o en este caso, la imagen que debía dar públicamente para no dañar a la corona ni perjudicarse a sí misma.
Oliver Hirchbiegel, quien se dio a conocer con una película con tanta mala idea como con tan poco presupuesto (“El experimento”, 2001) y que no tuvo reparos en lanzarse a la piscina con la soberbia película histórica llamada “El hundimiento” (2004), donde se escenificaba las últimas horas de Hitler, recreada a través de los testimonios de las personas que le rodearon en los últimos meses de la segunda guerra mundial y siendo una de las pocas películas (si no la primera) que hablaba del tema tabú (el nazismo) en el mismo Alemania recreado por los mismo alemanes, aporta un toque de thriller. Algo casi imposible de imaginar era que pudiera tener en mente en una película de las características de “Diana” (2013), más cercana a un drama romántico lleno de licencias creativas que a una obra biográfica. Ahí donde puede el director Oliver Hirchbiegel “mete mano” para darle un poco más de emoción, que no romanticismo, al asunto. Y si no sólo hay que ver de qué manera están retratados los paparazzi… a un pelo ha estado de acompasar cada aparición de estos en pantalla con “la marcha imperial” de la Guerra de las Galaxias. ¿Otro ejemplo? Pues imaginaos que ellos son icebergs y Diana el titanic…
En cuanto a los actores sólo puedo hacer referencia a la estética de los personajes, ya que todos dan el callo animosamente interpretando bien su papel. ¿Quién puede dudar de la capacidad interpretativa de Naomi Watts tras sus trabajos en películas tan reconocidas como King Kong, Mulholland Drive o, la española, “Lo imposible”? ¿O de Naveen Andrews, uno de los actores protagonistas de la famosísima serie “Perdidos”? Así que, como decía, uno tiene que meterse con lo más evidente, si Naomi Watts se parece a la princesa “Diana” en la película o no… y la verdad es que no, pero tampoco se parece a Naomi Watts. Los vestidos son los mismos, el peinado es igual, su forma de hablar me atrevería a decir que seguramente sea la misma (realmente ignoro como lo hacía la verdadera Diana) recreando así más que de sobra el personaje que todos esperamos ver en pantalla. Además, que se parezca o no el actor al personaje suele pasar a un segundo plano una vez que nuestro cerebro decide creerse lo propuesto o no. (Leer artículo Hitchcok”).
Personalmente, yo que soy un total desconocedor de la vida de la princesa, puedo decir en esta crítica que la película de “Diana” (2013) es agradable, entretenida e interesante, siempre y cuando se tenga claro que es un drama romántico, que no un dramón. A pesar de estar basados en hechos históricos, la historia es bastante impredecible, ya que lo que la narración se centra precisamente en la vida oculta de la princesa (sus amores, su comportamiento en privado, etc…) siendo los momentos públicos (la famosa entrevista que concedió a la BBC), fotografías en prensa, comunicados a la misma… etc) los únicos hechos históricos. Y todo con muy buen gusto en lo que cuenta, en la forma en que lo cuenta y sobre todo, en como lo cuenta, guardando siempre el respeto hacia la familia Real Británica y al personaje que representa Naomi Watts, Diana.