Hoy llega a las carteleras españolas, tras triunfar a su paso por los Festivales de Cannes y San Sebastián, “De tal padre, tal hijo”. Un drama familiar avalado por el particular sello del cineásta japonés Hirokazu Kore-Eda.
Sinopsis de “De tal Padre, tal hijo”
Ryota (Masaharu Fukuyama) es un brillante ingeniero que forma una familia de postal con su abnegada esposa Midori (Machiko Ono) y el pequeño Keita (Keita Ninomiya). Un día, una llamada del Hospital tambalea toda su vida: Por un error del personal médico años atrás, su bebé fue intercambiado en la Maternidad. Vamos, que su hijo no es su hijo, sino que vive con Yukari (Yoko Maki) y Yudai (Lily Franky) una familia mucho más modesta, y con unas costumbres en las antípodas de las suyas.
El enésimo niño bonito de los festivales “sesudos” Hirozaku Kore-Eda, presenta nueva peli. El punto de partida es, cuando menos, interesante. “¿Qué harías si descubrieras que el que crees que es tu hijo… no es tu hijo biológico?”. Las preguntas que pone sobre la mesa lo son aún más: “¿Es más padre el que te engendra o el que te cría?” “¿Puede recuperarse el amor por un hijo cuando apenas se ha conocido?” “¿Hasta que punto es lícita la posesión y control hacia el hijo biológico al que se ha ignorado?” “De tal padre tal hijo” supone un suculento festín moral y artístico con sensibilidad oriental y bastante ironía.
Crítica de “De tal Padre, tal hijo”
Si siempre conviene coger cierta distancia respecto a las opiniones de los “entendidos”, aún más cuando se habla de directores tan autorales como Kore-Eda y de películas como “De tal Padre, tal hijo”, que acumulan premios en Festivales tan prestigiosos como los de Cannes y San Sebastián. Hay demasiada tendencia a polarizar, y el simple hecho de tener actores con los ojos rasgados suele añadir varios +1 a la supuesta categoría artística de un film.
No digo todo esto para echar agua al vino de “De tal padre tal hijo”, sino precisamente para todo lo contrario. Suele compararse a Kore-Eda con Ozu. Sin ser amigo de este tipo de grandilocuentes aseveraciones, creo que ambos sí comparten un punto esencial: La aproximación a los conflictos más profundos desde las premisas más sencillas y su abordaje a través de la cotidianeidad.
A raíz de su pase en Cannes, el crítico Luis Martínez, de “El Mundo” decía que “si “De tal padre tal hijo” tuviera un reparto de Hollywood no estaría en Cannes, se digeriría con palomitas.” Entiendo el (osado) planteamiento, porque la película de Kore-Eda, a diferencia de la mayoría de sus coetáneos festivaleros, se maneja con una nítida radiografía de guión. “De tal padre tal hijo” tiene un primer punto de giro simple y potente: Un matrimonio descubre que su hijo no es en realidad su hijo biológico; Un equilibrado reparto de personajes (tal vez un tanto estereotipado en los perfiles masculinos) y, es verdad, ciertas fases colindantes al melodrama (ese juicio fulero al que le falta fanfarria de telenovela).
Pero en mi opinión Kore-Eda aprovecha todos estos convencionalismos para apoyarse y despegar en un relato muy íntimo construido en base a su sensibilidad narrativa. “De tal padre tal hijo” me funciona a nivel cerebral, planteando jugosos dilemas morales, y emocional, porque me coloca al lado de sus personajes y me arrastra a su intimidad: Siento con ellos sus frustraciones y padezco sus miedos. Puede que Kore Eda esté cocinando con algún ingrediente del Lidl, pero lo hace con mano de Arzak y el plato me resulta suculentísimo. Y yo ni tengo hijos ni planes, que conste.
Es por ello que no vale el axioma de Luis Martínez, porque si “De tal padre tal hijo” se hiciera en Hollywood no sería “De tal padre tal hijo”, del mismo modo que “El caballero oscuro” dirigida por Fernando Esteso no sería “El caballero oscuro”, sería una película buena.
No me atrevo a firmar debajo de las elogiosas descripciones de puro y pacharán que se le hacen a Kore-Eda (Aunque hay una que me encanta: “Ozu con personajes jugando a la Wii”), pero sí aseguro que mientras siga contando así las historias me seguirá interesando. Porque lo veo cercano, porque lo veo sensible y, sobre todo, porque lo siento muy accesible. Por eso les animo a todos a que vean “De tal padre tal hijo”. Y si no les gusta, échenle la culpa a Cannes, que como decíamos al principio, es algo que está muy de moda…