Este fin de semana llega a las carteleras “La Bella y la Bestia” de Christophe Gans. Una apuesta visual a la altura de Hollywood pero en la que lamentablemente se ha olvidado por completo la historia de amor incondicional que revelaba el cuento clásico.
Sinopsis de la película “La Bella y la Bestia” (2014)
Un naufragio ha arruinado a su padre, uno de los más importantes, distinguidos y adinerados mercaderes de la zona. Tras ser desahuciados y despojados de todas sus riquezas, Bella (Léa Seydoux), la benjamina de la familia, sus hermanos y su padre tendrán que instalarse en el centro del bosque. Un nuevo hogar mucho más humilde y alejados de todas las comodidades que un día conocieron, pero donde Bella parece encontrar la verdadera felicidad.
Un día su amado padre, en el intento de volver con su caballo hasta la casa e inmerso en una tormenta de nieve, se pierde en el bosque. No tardará en vislumbrar un enorme castillo a lo lejos, al cual decide acudir buscando ayuda y cobijo. Una vez allí no encuentra a nadie, pero si un maravilloso regalo: comida en abundancia, joyas de gran valor… el mercader recordará la petición de su hija Bellay por ello cortará una preciosa rosa. El misterioso hechizo que envuelve el castillo se revelará en ese mismo instante y aparecerá de la nada una gran Bestia (Vincent Cassel), condenando al hombre a una muerte inminente. Tan sólo le concederá un último deseo, despedirse de sus amados hijos.
Cuando Bellaconoce el trágico destino que le espera a su padre por cumplir su deseo de tener una hermosa rosa roja, decide escapar hacia el castillo y cambiar la vida de su padre por la de ella misma.
Crítica de la película “La Bella y la Bestia” (2014)
Chip, Lumière, Ding-dong… muchos crecimos con la maravillosa adaptación que Disney presentó en 1991 del clásico “La Bella y la Bestia”. Una película que marcó un antes y un después en la historia de la animación y que, aún hoy en día, sirve para evaluar retrospectivamente las nuevas propuestas “románticas” presentadas por la “gran factoría”. Por eso no es de extrañar que la nueva revisión de “La Bella y la Bestia” (‘La Belle et la Bête’) por Christophe Gans despierte la curiosidad tanto de los amantes del género fantástico como la de los fieles de la versión Disney. ¿Se convertirá en peli de culto que muchos esperábamos?. Analicemos sus pros y contras.
Tras ocho años de silencio cinematográfico, el director Christophe Gans (“El pacto de los lobos”, “Silent Hill”) vuelve a la gran pantalla con esta nueva versión de “La Bella y la Bestia” (2014), que lejos de la dulzura de Disney intentará acercarse más a la crudeza y oscuridad del cuento originario de Gabrielle-Suzanne de Villeneuve publicado en 1740, aunque sin duda no llegará a alcanzar el aura fantasmagórica y tenebrista que esta contenía.
Visualmente impecable e impactante, durante sus casi dos horas de duración -que llegando ya a su final se pueden convertir en minutos “extras” bastante tediosos- viviremos inmersos en un cuento. Una atmósfera realmente fantástica a medio camino entre lo romántico y lo gótico. Todos los elementos artísticos con los que juega la cinta encajan a la perfección, desde decorados reales a los efectos digitales están realmente sobresalientes (no es fácil crear una Bestia digna de cuento y en esta ocasión Gans lo ha logrado). Su acabado final recordará en gran medida a otro cuento clásico llevado al cine de la mano de Tim Burton, “Alicia en el País de las Maravillas”.
Hasta aquí todo lo bueno a señalar en “La Bella y la Bestia” de Christophe Gans señores y señoras, lo justo para pasar un rato entretenido y poco más. No convencerán ni algunas interpretaciones, ni por supuesto la ausencia total de la conocida y eterna historia de amor entre sus protagonistas.
Uno de los errores mayúsculos de la película será la propia esencia de uno de sus personajes estrella de la historia, la Bella. Léa Seydoux caracteriza a la Bella menos carismática, tierna, inocente y risueña de la historia del cine. El espectador no llegará a empatizar con ella en ningún momento, ni el espectador ni la Bestia -encarnada por Vincent Cassel-, ya que la falta de química entre los actores protagonistas será más que evidente.
Pero si hay algo imperdonable a nivel de guión en esta “La Bella y la Bestia” (‘La Belle et la Bête’) de Christophe Gans es la ausencia total de moraleja final que todo buen cuento requiere. El conocido por todos final de esta historia de amor se perdió entre tanto vestido de terciopelo y decorados… ¿Cómo va a lograr la Bestia enamorar a una joven tan estirada como Léa Seydoux? ¿Cómo va a olvidar los prejuicios de las apariencias la Bella y fijarse en el interior de una Bestia con la que apenas coincide en plano? Tras una historia de amor inexistente, el espectador no logrará comprender por qué de repente Bella ama incondicionalmente a Bestia, tanto como para liberarle de su eterno hechizo.
¿Llegará el acierto definitivo de la mano deGuillermo del Toro y Emma Watson? (el proyecto de “la versión del Toro” lleva años circulando sobre las mesas de los productores de Hollywood). Sólo el tiempo lo dirá. Y es que tras plantearnos tantos interrogantes sin respuesta sólo nos quedará una vía de escape, llegar a casa y volver a visionar el clásico de Disney. Esa si era una Bella como Dios manda.