“Ser criada no es tan sencillo como parece, ¿verdad? De ti depende que sea feliz en mi matrimonio”. Un consejo aparentemente inofensivo parece dirigir en la sombra el destino de los protagonistas de “La casa del tejado rojo”, un delicado drama sobre las complejidades de vivir un amor prohibido en un país al borde del precipicio.
Sinopsis “La casa del tejado rojo”
Cuando Taki muere, su sobrino Takeshi recibe una valiosa herencia: la autobiografía de su tía. Rememorando las lecturas de los primeros capítulos y descubriendo aquellos que no conocía, Takeshi se adentra en la vida de Taki durante los años previos a la II Guerra Mundial, cuando trabajaba en Tokio como criada para la familia Hirai. Según avanza en su lectura, Takeshi comprende la complejidad del vínculo que unió a su tía con los Hirai y cómo las circunstancias y las elecciones pueden causar heridas más amargas que las que provoca una guerra.
Crítica “La casa del tejado rojo”
Tokiko Hirai, la señora de la casa, es reprendida por su hermana mayor por haber decidido construir una casa (moderna, con un tejado rojo a dos aguas) en una ciudad que hace apenas unas años casi desaparece a causa del fuego. Aunque la historia demostrará que efectivamente la ciudad acabará de nuevo destruida durante la II Guerra Mundial, Tokiko se defiende y demuestra creer (con cierta ingenuidad) en un futuro lleno de posibilidades, en el que los nuevos proyectos y las elecciones personales parecen poder desafiar el costumbrismo y la tradición en un nuevo y floreciente Japón. Pero toda ilusión es un espejismo y Taki, su fiel y leal apoyo, será la testigo de excepción en un argumento que observa, con calma y sutileza, las complicaciones de aspirar y confiar en aquello que no se tiene realmente.
Navegando alternativamente entre tres momentos temporales que evidencian el paso del tiempo histórico y para los personajes, Taki se sitúa como centro u origen de los tres relatos mostrados, de forma que ante el espectador se construye una especie de puzzle en el que poco a poco encajan las piezas. Tomando como punto de partida dos libros, la novela de Kyoko Nakajima de la que se extrae el argumento, y The Little House, de Virginia Lee Burton, La casa del tejado rojo presta gran atención hacia las motivaciones y los sentimientos no confesados, constituyendo casi un estudio de una sociedad castrada (por pecados propios o imposiciones ajenas) que sufre al comprobar que el paso del tiempo no concede a todos la misma oportunidad de empezar de nuevo o de expiar las faltas. Con sus guiños hacia el presente, el film de Yoji Yamada incluye también una (desequilibrada aunque acertada) revisión de los hechos desde el presente, reflexionando sobre si es necesario conocer las realidades que destruyen mitos o acerca del derecho de las personas para revelar aquellos secretos de los que, aunque sean parte, no son protagonistas.
Para plasmar todo esto en imágenes, Yamada recurre a su estilo calmado de planos que se esfuerzan por componer escenas llenas de detalles y sentimientos, predominando una realización pausada en el que el cambio de imágenes no viene motivado tanto por necesidades estéticas como por emocionales, lo que, junto a una banda sonora muy precisa, otorga a la película un aura de quietud que sabe presentar tensión y aprensión cuando las circunstancias lo exigen.
‘La casa del tejado rojo’, con el Oso de Plata a Mejor Actriz como aval bajo su brazo, resulta así un drama cuidado y de intención preciosista que emocionará a quienes se dejen seducir por la propuesta del veterano realizador nipón.
