Acertaba a escribir George Orwell en su afamada novela 1984, que del dolor sólo se podía desear una cosa: que cesara. Es una de esas frases que lo impregna todo, que te empuja al abismo y te hace, cuanto menos, reflexionar. A mi mente es una frase que siempre viene cuando los títulos de crédito no llegan o se hacen demasiado de rogar.