“El día que vendrá” es una película que fuerza el drama sin apenas mostrarnos toda la historia de los personajes. Reflejando en pequeñas dosis el dolor de cada uno, teniendo que intuir nosotros, a lo largo de la película, la pesada carga que cada uno lleva sobre sus hombros. El amor (y la traición) es el motor principal de la película, forzando de manera radical los acontecimientos, sin un leitmotiv claro desde un primer momento que nos permita empatizar con los personajes para no sentenciarlos por la traición tan infame, y por otro lado, tan humana, que están cometiendo. Es por eso que el final sorprende, porque nos permite entender la razón de cada acto.