La película que llega este fin de semana a nuestras carteleras peca de pretenciosa; así, al querer resultar épica terminará siendo soporífera. La ambición desmedida rodea un proyecto que no termina de despegar ni a nivel de guion ni a nivel interpretativo, algo fundamental a la hora de convencer a los verdaderos críticos: el patio de butacas. Z, la ciudad perdida es capaz de la enorme hazaña de robar todo el interés, riesgo y pasión a lo que debería haber sido una cinta de aventuras legendaria sobre el descubrimiento de nuevos territorios y civilizaciones.
A priori la cinta contaba con el aliciente de estar basada en hechos reales, las expediciones realizadas por el explorador británico Percy Fawcett. Un teniente coronel británico de principios del siglo XX enviado a la selva boliviana con la misión de delimitar la frontera del país con Brasil y ayudar así al Gobierno británico a preservar sus intereses en el negocio del caucho. Tras su viaje quedará convencido de la existencia de ‘Z’, una ciudad perdida, a cuya localización dedicará toda su vida.
Basándose en la novela ‘Z, la ciudad perdida’ del periodista David Grann de ‘The New Yorker’, el director y guionista James Gray (El sueño de Ellis, 2013) intenta reconstruir las diferentes expediciones que emprendió Fawcett hacia Amazonia brasileña. La premisa de la que parte la historia no puede ser más interesante. Entonces ¿dónde radica el problema de Z, la ciudad perdida? Desde luego, y como punto de partida, no podemos dejar de señalar a un primer culpable: su guion. Este basa su presentación, nudo y desenlace final en andar mandando a continuas expediciones a su protagonista Percy Fawcett (Charlie Hunnam) sin que pase nada de nada. Ni le sucederá nada malo, ni apenas tendrá percances, ni vivirá una gran aventura, ni hará grandes descubrimientos.
La película terminará convirtiéndose en una mera narración de esos viajes, por otro lado bastante apacibles para desarrollarse en la selva, de un grupo de hombres intentando encontrar dicha recóndita ciudad. Un planteamiento que olvidará lo más terrenal de dichas expediciones para centrarse en los aspectos psicológicos que atañen al personaje de Fawcett: la obsesión por encontrar evidencias de dicha ciudad y la factura que tanta implicación personal le pasará en la casi nula relación con sus hijos.
Otro gran problema viene dado por la ausencia de cualquier ápice de carisma en su interpretación principal, algo que no dudo venga en gran medida condicionado desde guion. A Charlie Hunnam (Pacific Rim, 2013) le falta fortaleza, decisión, entusiasmo y atractivo para dar vida a un personaje de las características de Percy Fawcett; un hombre que abandonó todas las comodidades que le venían implícitas en su clase social, renunció a su familia, y literalmente se jugó la vida en cada uno de sus viajes, tan sólo alimentado por la ferviente convicción de alcanzar su ideal. Por otro lado nos encontramos con un Robert Pattinson (Saga Crepúsculo) sorprendentemente solvente en su papel de Henry Costin, compañero inseparable en las continuas expediciones de Fawcett por la selva. Claramente dicho papel secundario eclipsará al principal en más de una escena.
James Gray terminará ofreciéndonos una película de aventuras sin pulso narrativo, resultando interminables sus dos horas y 20 minutos de duración. Además dibujará una historia sin alma ni atractivo, algo que en un comienzo parecía inherente al personaje de Percy Fawcett. En su afán por el preciosismo visual el director decidirá no enfrentar a su personaje con los diversos peligros que acechan en el Amazonas más salvaje, e incluso cuando le muestre dichos peligros parecerá evitarlos a toda costa (caso que observamos en las escenas en las que encuentra a su paso animales salvajes o incluso caníbales, con los que terminará haciendo amistad). Todo ello provocará que no encontremos nada atractivo en pantalla, más que lo que apreciamos a nivel fotográfico, haciendo que el género de aventuras pierda todo su sentido. Una lástima…
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Creo que la crítica está totalmente equivocada porque yo no he visto una película de aventuras, y creo además que esa no era la intención de su director. Desde mi punto de vista se trata de un drama sobre la búsqueda de uno mismo. El protagonista no se ubica como padre de familia, ni como soldado del ejército. La búsqueda de la ciudad perdida creo que es la búsqueda interior de uno mismo, algo que nunca encontramos puesto que uno mismo es la suma final de todos sus actos.
Película psicológica. Quien quiera aventuras que vea Indiana Jones.